Por: Brian Vicario Figueroa
Iguala, Guerrero, Abril 1.- Lo sucedido esta semana en Ciudad Juárez, Chihuahua, debe ser considerada como una verdadera tragedia nacional; el incendio en un centro del Instituto Nacional de Migración de México (INM) en la ciudad fronteriza, ha dejado al menos 40 personas muertas y decenas más heridas; esto no puede pasar por alto, pues existen sucesos fortuitos que son inevitables e inesperados; pero también existen situaciones donde se actúa de forma dolosa, de manera premeditada y cobarde.
La política migratoria en el actual sexenio ha sido duramente criticada por ser constantemente un mecanismo para la violación de los derechos humanos; la Guardia Nacional en la frontera sur del país, reiteradamente disuelve caravanas migrantes de manera violenta, en el norte de México hemos observado imágenes de como detienen a los indocumentados y los mantienen encerrados en jaulas imperando condiciones inhumanas; esta semana vivimos probablemente la tragedia más simbólica de este gobierno; y la cual puede estigmatizar al sexenio de Andrés Manuel López Obrador; a Felipe Calderón Hinojosa le recordamos por el incendio de la “Guardería ABC”; al de Enrique Peña Nieto por el “Caso Ayotzinapa”; al actual gobierno se le podría atribuir esta tragedia, pero en todos estos casos se ha tenido una característica común y ella es la negligencia y la omisión de acciones pertinentes en el momento preciso.
Sorprendentemente en este incendio la ciudadanía mexicana no estamos exigiendo justicia, no hemos señalado a los responsables y mucho menos le hemos dado seguimiento al caso. Pero ¿Por qué se da esto? ¿Será porque las víctimas no son compatriotas? ¿Será por qué son de otra nacionalidad? Es inaudito lo que sucedió en Ciudad Juárez, las imágenes y los videos son brutales, el estar observando como agentes del Instituto de Migración de México, abandonan a las personas, dejándolas encerradas en las celdas a pesar de que estaban enterados del incendió, y escuchar los gritos de desesperación manteniéndolos ahí “presos” para que se quemarán vivos poco a poco, es salvajismo puro; dejemos a un lado las nacionalidades, dejemos de lado los idiomas, hagamos al lado el color de piel, todos absolutamente todos, somos seres humanos; y parece ser que nos hemos convertido en “seres insensibles” con el prójimo, dejar morir a decenas de personas de manera negligente, es impensable y feroz. Pero ¿Quiénes son los responsables de esta tragedia? ¿Será que fue una orden desde el gobierno federal y por ello los dejaron sufrir? ¿Será que lo están utilizando como cortina de humo? ¿Será que recibieron una orden de algún grupo criminal o de un gobierno extranjero? ¿O será simplemente un “accidente”? Los responsables de la política migratoria son dos personas que hoy aspiran a gobernar este país, por un lado el canciller Marcelo Ebrard, Secretario de Relaciones Exteriores y por el otro Adán Augusto, titular de la Secretaría de Gobernación y de la cual se desprende el Instituto de Migración, hoy parece ser que las dos “corcholatas” se lavan las manos y se responsabilizan entre ellos, pero como bien dijo el líder del Senado, Ricardo Monreal “MORENA, no debe ser tapadera de nadie”; el partido en el poder y al cual pertenecen debe actuar a la altura de los mexicanos, debe comportarse como un verdadero defensor de los derechos humanos, debe revindicar lo que tanto pregonaron en campaña, y si algún funcionario federal tiene responsabilidad debe caerle todo el peso de la ley, no se puede permitir que mientras anden en campaña, descuiden sus funciones y por negligencia sigan ocurriendo tragedias como estas. Los inmigrantes como tantos mexicanos solo buscaban el “sueño americano”, y tristemente encendieron el sueño y se dejó arder.