Por: Jorge Albarrán Jaramillo Enviado especial


Ciudad del Vaticano, Abril 26.- Hoy sábado, el Papa Francisco fue sepultado en una sencilla cripta en el interior de la Basílica de Santa María la Mayor, luego de realizarse una misa solemne de cuerpo presente en la Plaza de San Pedro.


Pocos minutos después de las 10 de la mañana, hora de Roma (2 de la madrugada, tiempo de México) el ataúd que contiene los restos mortales de Jorge Mario Bergoglio fue cargado en hombros para sacarlo de la Basílica de San Pedro y colocarlo en el altar acondicionado en el centro de la Plaza de San Pedro, donde miles de fieles provenientes de todo el mundo se dieron cita para rendir un último homenaje al Pontífice argentino, quien dejó un legado de humildad y su incansable defensa de los más pobres.


Las puertas de la Plaza de San Pedro se abrieron al público desde temprano y comenzaron a llegar miles de personas que formaron largas filas para entrar y participar de la Santa Misa en la que en silencio los participantes hacían oración para pedir al Dios Todopoderoso por el descanso del “Papa de los pobres”. Familias enteras, religiosos, peregrinos y autoridades civiles formaron parte de la multitud que bajo la mañana romana, esperó pacientemente el inicio de la ceremonia fúnebre.


La liturgia exequial comenzó ante más de 250 mil personas incluidas 180 delegaciones internacionales, siguiendo el rito establecido en el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el protocolo litúrgico reservado para el fallecimiento de un Papa. La misa fue presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, quien encabezó una celebración sobria y sencilla, tal como lo había pedido en vida el propio Papa Francisco.


Durante la misa se llevaron a cabo los ritos de la “Ultima commendatio” y la “Valedictio”, dos momentos profundamente emotivos y significativos dentro del ritual funerario pontificio. El primero consistió en la última encomendación del alma del Papa a Dios; el segundo, en la despedida formal de la comunidad eclesial a su pastor. Ambos ritos estuvieron acompañados de cantos gregorianos y un clima que conmovió incluso a quienes seguían la ceremonia a través de transmisiones televisivas.


SEPULTAN AL PAPA FRANCISCO EN “SANTA MARÍA LA MAYOR”


Al término de la celebración, el féretro fue trasladado brevemente al interior de la propia Basílica de San Pedro para una oración privada. Posteriormente, el cortejo fúnebre abandonó el Vaticano para recorrer las calles del centro histórico de Roma, para llegar a la Básilica de Santa María la Mayor.


La procesión partió por la Porta del Perugino, pasó por la Galería Príncipe Amadeo de Saboya-Aosta y continuó su recorrido por la avenida Vittorio Emanuele hasta la Plaza Venezia, dio un giro hacia la Vía de los Foros Imperiales, pasó al lado del Coliseo romano y continuó por las vías Labicana y Merulana.


En el trayecto, más de 150 mil personas despidieron el paso de la caravana, hasta su llegada a la Basílica de Santa María la Mayor.
El entierro en el nicho de la nave lateral de la basílica, entre la Capilla Paolina y la Capilla Sforza, inició a las 13:11 hora local (5:11 de la mañana, hora de México) y fue precedido por el canto de cuatro salmos y acompañado por cinco intercesiones, tras lo cual se entonó el Padre Nuestro.


Después de la oración final, sobre el féretro que contiene los restos del Papa Francisco se imprimieron los sellos del camarlengo de la Iglesia católica, así como el de la Prefectura de la Casa Pontificia, el de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Romano Pontífice y del Capítulo Liberiano.


Luego se colocó el féretro en el sepulcro que está cercano a la imagen de la Virgen Salus Populi Romani, cumpliendo así su deseo expresado en vida de descansar junto a la advocación mariana, a la que confió su pontificado desde el primer día.


El féretro fue rociado con agua bendita mientras se entonó la oración Regina Caeli, tras lo cual el notario del Capítulo Liberiano redactó el acta auténtica que certificó el entierro y la leyó a los presentes.


Con este acto, Francisco se convirtió en el primer Papa en ser enterrado fuera de los muros vaticanos desde León XIII en 1903, rompiendo una tradición de más de un siglo. Su tumba, de mármol blanco y estilo sobrio, fue adornada únicamente con la inscripción “Franciscus” y una cruz, un último gesto de humildad de quien será recordado como el Papa de la misericordia, el diálogo y la esperanza. Descanse en paz, Jorge Mario Bergoglio.

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