Por: Edelmiro Castro Sedano

En más de 80 ciudades de la república mexicana y especialmente en la ciudad de México, este domingo 26 de febrero de 2023 la ciudadanía presta a defender una de las instituciones autónomas del gobierno federal, se manifestará en contra del Plan B, que no es otra cosa que el mecanismo truculento que López Obrador desea utilizar para nulificar la autonomía, la eficiencia y la confianza en el organismo que los mexicanos nos hemos dado para organizar todos los eventos de carácter electoral con aceptable grado de credibilidad.

Se ha dicho y repetido para los jóvenes y adultos que no conocieron o ignoraron el sistema aplicado por el PRI durante muchos años una vez que el organismo encargado de organizar las elecciones era el Registro Nacional de Electores creado precisamente para “controlar” los procesos electorales y propiciar que los candidatos del PRI resultaran triunfadores frente a los candidatos de oposición. Se distribuían las boletas a todas las poblaciones del país y a los comisarios, a los presidentes municipales y a los funcionarios de casilla, todos de probada militancia priísta, se les indicaba que tenían que hacer ganador al candidato oficial. Si en algunas casillas resultaba triunfante el candidato opositor, llegaban los golpeadores y operadores del gobierno, arrebataban las boletas para quemarlas y las actas se arreglaban de tal manera que se consumaba el fraude y ganaba el PRI. Casos se dieron en que los esbirros del gobierno asesinaban a los candidatos opositores y a los encargados de las casillas sobre todo en la provincia.

Cínicamente relata en sus memorias el cacique potosino Gonzalo N. Santos que en la elección de presidente, en la que Juan Andreu Almazán era candidato opositor a Manuel Ávila Camacho, en la casilla donde debía votar el presidente Lázaro Cárdenas había muchos electores simpatizantes de Almazán, por lo que “hicimos cantar las Tompson”, señala con ello que asesinaron a los electores ahí presentes. Mandó traer a los bomberos y los barrenderos para lavar la sangre y una vez limpio el piso, pudo ir a votar el presidente. Así se las gastaban los gobiernistas lame botas.

Mucha sangre corrió, sobre todo en nuestro estado de Guerrero antes, durante y después del gobierno de Francisco Ruiz Massieu, Rubén Figueroa Figueroa, Rubén Figueroa Alcocer, propiciando entablar la “Guerra Sucia,”cuando de iniciaba la conformación del Partido de la Revolución Democrática encabezado por el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Heberto Castillo y otros distinguidos mexicanos más.

Paralelamente se luchó por quitarle esa facultad al gobierno y propiciar que fuese la ciudadanía quien se encargara de organizar todos los eventos electorales a fin de hacerlos verídicos y creíbles ante la ciudadanía. De ahí surgió el IFE, Instituto Federal Electoral , después INE, Instituto Nacional Electoral, que logró evitar conflictos post electorales, sobre todo con la participación de miles de ciudadanos que dieron fe de la legalidad y validez del proceso electoral.

El proyecto de AMLO es dictatorial, quiere destrozar las instituciones democráticas a fin de que sea él en persona quien postule candidatos, controle el proceso electoral y quien califique el resultado de tal manera que desea revivir los años en que el PRI era absoluto. Quiere:

1-Que el gobierno valide a quien vota desde el exterior.

2.-Expone los datos personales de los electores.

3.- Corta la cabeza ejecutiva del INE.

4.-Hace del Órgano Interno de Control (OIC) afín al gobierno un área sustantiva del INE.

5.- Abolir la estructura ejecutiva indispensable del INE para hacer elecciones. Esto es lo más grave: desaparecen 300 Juntas Ejecutivas Distritales y elimina sus cinco vocalías.

Por eso debemos marchar en contra de la intención de desaparecer (destazar, dijo un lambiscón) del Instituto Nacional Electoral, este domingo 26 de febrero de 2023.

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