Por: Alejandra Salgado Romero
DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER 2024
“FINANCIAR LOS DERECHOS DE LAS MUJERES PARA ACELERAR LA IGUALDAD”
“Uno de los principales obstáculos para lograr la igualdad de género en 2030 es la alarmante falta de financiamiento, con un abrumador déficit anual de 360.000 millones de dólares, en las medidas destinadas a alcanzar la igualdad de género» ONU Mujeres.
La igualdad de género, -según especialistas-, es un principio jurídico universal, a diferencia de la equidad de género, -que introduce además un componente ético para asegurar una igualdad real que, de alguna forma, “compense” la desigualdad histórica que el género femenino ha enfrentado de forma histórica-, hace referencia a la igualdad de derechos, responsabilidades y oportunidades de las mujeres y los hombres, las niñas y los niños. Aun cuando debemos reconocer que gracias a la lucha de nuestras ancestras hemos avanzado en algunos aspectos, las mujeres y las niñas continuamos enfrentando discriminación y violencia por el simple hecho de haber nacido mujeres, tanto en nuestro país, como en todo el mundo.
Lo anterior, ha quedado documentado a través de numerosas investigaciones y documentos, como el Informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) “Perseguir la igualdad de género: una batalla cuesta arriba”, en el que se demuestra que ningún país en el mundo, -ni siquiera aquellos más igualitarios-, han alcanzado aún la igualdad de género, aun cuando dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el año 2030, se establece en el objetivo 5 “lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas”. Resulta, en este tema, importante clarificar que, para medir la diferencia en cuanto a igualdad de género, de acuerdo a especialistas, debemos fijarnos en cinco aspectos: la participación política de las mujeres, el acceso a la educación, el acceso al mercado de trabajo, la violencia de género y por último, la legislación existente destinada a asegurar medidas que garanticen la equidad de género. Desde los hogares y las instituciones, desde los entornos laborales y los medios de comunicación, debemos trabajar en terminar con las desigualdades a las que se enfrentan las niñas, y que muchas veces inician en el momento de su nacimiento y nos persiguen durante toda la vida. Madres, padres, docentes, comunicadores/as, etc. debemos ser conscientes de que las niñas y los niños perciben todos los días la desigualdad de género en sus hogares, en sus escuelas y en sus comunidades.
A pesar de los grandes obstáculos que siguen impidiendo a las niñas gozar de igualdad de derechos, cada vez hay más mujeres que asisten a la escuela y terminan sus estudios, y cada vez hay menos que se casan y tienen hijos/as a temprana edad; sin embargo, falta mucho por hacer, pues sigue habiendo discriminación y estereotipos que imponen limitaciones, y ello representa uno de los mayores y más significativos retos de nuestra sociedad, haciendo imperativo e impostergable que trabajemos juntas y juntos en apoyar a las mujeres en el camino de la educación, del empleo, de la vida pública y política… manteniéndolas a salvo de todas las formas de violencia, en el hogar, la escuela y todo entorno público y privado.
En el 2024, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, a través de ONU Mujeres, se nos invita a reflexionar en torno al mundo en el que se enfrentan múltiples crisis que someten a las comunidades a una inmensa presión, y en el que lograr la igualdad de género es más vital que nunca, puesto que garantizar los derechos de las mujeres y las niñas en todos los ámbitos de la vida es la única forma de asegurar el desarrollo sostenible. Además, se hace énfasis en cinco áreas que requieren una acción conjunta para que no se siga discriminando y dejando atrás a las mujeres: a) Financiar los derechos de las mujeres: Una cuestión de derechos humanos: Invertir en políticas para avanzar la igualdad de género es un imperativo desde la perspectiva de derechos humanos y la piedra angular para crear sociedades inclusivas, bajo la premisa de que los avances para las mujeres benefician a todas las personas en todo el mundo; b) Acabar con la pobreza y la desigualdad: Desde 2020, la pandemia del COVID-19, conflictos geopolíticos, desastres climáticos y turbulencias económicas han empujado a 75 millones de personas más a la pobreza severa, lo que podría llevar a más de 342 millones de mujeres y niñas a vivir por debajo del umbral de pobreza en 2030, por lo que resulta crucial actuar de inmediato para evitarlo; c) Poner en marcha un financiamiento transformador para la igualdad de género: Según estimaciones recientes, el 75 % de los países mantendrán los recortes en el gasto público en 2025 debido a los conflictos y al alza de los precios de los combustibles y los alimentos, y dicha austeridad repercute negativamente en las mujeres ya que reduce el gasto público en servicios públicos esenciales, políticas de cuidados y protección social. Los efectos del desempleo y la inflación suelen afectar más a las mujeres y sus estrategias de supervivencia y medios de vida, más aún a las mujeres de poblaciones indígenas, afrodescendientes y etnias minoritarias, así como mujeres en situación de movilidad, rurales o con discapacidad; d) Pasar a un desarrollo sostenible y una sociedad de los cuidados: El actual sistema económico exacerba la pobreza, la desigualdad y el deterioro medioambiental, afectando de manera desproporcionada a las mujeres y más aún aquellas que enfrentan múltiples discriminaciones. Los movimientos de mujeres que abogan por modelos alternativos proponen avanzar hacia una sociedad de los cuidados que preserve el medioambiente y la sostenibilidad de la vida, reconociendo los conocimientos de las mujeres indígenas que amplifiquen la voz de las mujeres y su rol protagónico en una economía que no acelere más aún el cambio climático, que no sea depredadora de los ecosistemas y permita un desarrollo sostenible; y e) Apoyar a los feminismos y movimientos que impulsan el cambio: Las organizaciones feministas lideran la lucha contra la pobreza y la desigualdad de las mujeres en toda su diversidad. Sin embargo, están abogando y trabajando casi sin recursos, ya que reciben un escaso apoyo de la cooperación internacional, los fondos multilaterales, los presupuestos nacionales o la filantropía. Es urgente financiar a las organizaciones feministas y de mujeres para impulsarlas, ya que fortalecer a los movimientos y las organizaciones de la sociedad civil contribuye a la democracia, la paz y el desarrollo sostenible.
En este Día Internacional de la Mujer, unámonos para transformar estos desafíos en oportunidades y forjar un futuro mejor. En México y en el mundo entero, las mujeres tenemos mucho camino por delante, pero también tenemos el coraje, la valentía y la convicción de que luchar colectivamente por las causas comunes será siempre el camino. Sin duda, no se trata de un discurso ni de una fecha, sino de trabajar para lograr cambiar, -en positivo-, la vida de más de la mitad de la población de nuestro país (pues eso es precisamente lo que representamos las mujeres), y a partir de ello, mejorar la vida de la sociedad en general.
Sin obviar, que también los maduros necesitamos del apoyo, el afecto, la creatividad y de su dinamismo, para la búsqueda de proyectos compartidos. Esta ha de ser la mayor aspiración humana, porque no desear hacer nada ya es como morir en vida. Nos conviene recordarlo, pues.
Les deseo una semana excelente y agradezco sus aportaciones y/u opiniones a través del correo alexaig1701@live.com.mx.