Día Internacional de la Cobertura Sanitaria Universal

Por: Alejandra Salgado Romero

“La salud es un derecho y que universal significa que todas las personas tengan acceso y cobertura a servicios de salud integrales y de calidad, y a intervenciones para abordar los determinantes sociales de la salud, sin discriminación alguna y sin tener dificultades financieras”

Organización Panamericana de Salud. Pacto 30 30 30 APS. Para la salud para todos

El 12 de diciembre se celebra el Día Internacional de la Cobertura Sanitaria Universal, proclamado por la ONU en 2017. De forma previa, -en diciembre de 2012-, la Asamblea General de las Naciones Unidas había aprobado una resolución para incentivar a los países a tomar medidas orientadas a avanzar hacia la cobertura sanitaria universal (CSU), lo que se traduce en que todas las personas deberían tener acceso a una sanidad de calidad y asequible. Y es ese precisamente el objetivo de esta conmemoración: hacer conciencia sobre la importancia de que exista una cobertura sanitaria universal, así como sistemas de salud sólidos y autosuficientes, lo que implica los siguientes requisitos: a) Que las personas dispongan de centros de salud y hospitales cercanos y accesibles, a los que puedan acudir ante cualquier problema o síntoma; b) Que en los centros de salud y en los hospitales existan profesionales de la salud suficientes, que puedan atender la demanda de pacientes, con unos horarios y condiciones de trabajo dignos; y c) Que las personas puedan acceder a los medicamentos que necesiten, para sanar o curar las enfermedades.

Cada año, el Día Internacional de la Cobertura Sanitaria Universal se centra en un lema; en el año 2022 es: «Construir el mundo que queremos: un futuro saludable para todos». Es importante recordar que, según cifras reveladas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de la mitad de la población mundial carece de acceso integral a los servicios de salud básicos y cerca de 100 millones de personas se colocan en el nivel de pobreza extrema (es decir, viven con $ 1,90 dólares al mes o menos), debido a que tienen que pagar los servicios de salud de su propio bolsillo.

Es importante tener claro que, según la OMS, la CSU implica que todas las personas y comunidades reciban los servicios de salud que necesitan, sin tener que pasar penurias financieras para pagarlos; por tanto, abarca toda el espectro de servicios de salud esenciales de calidad, desde la promoción de la salud hasta la prevención, el tratamiento, la rehabilitación y los cuidados paliativos. Sin duda, la prestación de esos servicios requiere un personal sanitario y asistencial adecuado y competente, que esté dotado de una combinación óptima de habilidades y conocimientos en los establecimientos de salud, los servicios de proximidad y la comunidad y esté repartido de forma equitativa, reciba un apoyo adecuado y disfrute de un trabajo digno. Por ende, las estrategias de cobertura sanitaria universal deben coadyuvar en el logro de garantizar que todo el mundo tenga acceso a los servicios que atajan las causas más importantes de morbilidad y mortalidad, y que la calidad de esos servicios sea suficiente para mejorar la salud de quienes los reciben.

Un dato relevante es que más de 930 millones de personas, -aproximadamente el 12% de la población mundial-, gastan al menos un 10% de su presupuesto familiar para pagar los servicios de salud, por lo que lograr proteger a las personas de las consecuencias financieras que puede tener el pago de los servicios de salud reduce el riesgo de que se empobrezcan como consecuencia de costear el atender una enfermedad inesperada que exija la utilización de los ahorros de toda una vida, la venta de bienes o el recurso a préstamos, opciones todas que pueden destruir su futuro y a menudo el de sus hijos/as. Por ello, en el marco de la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas acordaron tratar de alcanzar la CSU a más tardar en 2030, teniendo como antecedente que la atención primaria de salud puede cubrir entre el 80% y el 90% de las necesidades sanitarias de la población a lo largo de su vida; sin embargo, en el marco de la pandemia generada por el COVID 19 se han revelado cifras que alertan sobre la problemática actual, pues se ha determinado, -por ejemplo-, que prevalece un desajuste de 18 millones de profesionales entre el personal sanitario en activo en todo el mundo actualmente y el que se necesitaría hoy en día para garantizar la cobertura sanitaria universal.

Que una persona esté enferma y pueda ir al médico cerca de su casa y de manera fácil y gratuita, que pueda acceder a los medicamentos y tratamientos o intervenciones que necesite y que pueda recuperarse con dignidad…. es el mundo que queremos en relación con la salud, y con base a ello, se desarrolló el tema para 2022. La mejora de la cobertura de los servicios de salud y de los resultados de salud, depende de la disponibilidad, accesibilidad y capacidad de los trabajadores sanitarios y asistenciales de proporcionar una atención integrada de calidad centrada en las personas. En el mundo, muchos países están avanzando hacia la cobertura sanitaria universal, comprobando que, si bien en todas partes la pandemia de COVID-19 afectó la disponibilidad de la capacidad de los sistemas de salud para prestar servicios de salud de manera ininterrumpida, todos los países pueden tomar medidas para avanzar más rápidamente hacia la cobertura sanitaria universal o para mantener sus logros. En la CSU no sólo es importante determinar qué servicios están cubiertos, sino de qué manera se financian, gestionan y prestan. Es preciso cambiar radicalmente la prestación de los servicios con el fin de asegurar que estén integrados y se centren en las necesidades de las personas y comunidades. Por ende, para avanzar, es preciso fortalecer los sistemas de salud, por lo que resulta esencial contar con estructuras de financiamiento sólidas.

Lo anterior, según especialistas, demanda la reorientación de los servicios de salud para asegurar que la atención se preste en el contexto más apropiado, con un justo equilibrio entre la atención a los pacientes externos e internos y el fortalecimiento de la coordinación de esa atención, con la convicción de que la CSU permite a los países aprovechar al máximo su principal activo: el capital humano. El apoyo a la salud constituye una inversión fundamental en el capital humano y el crecimiento económico: si no gozan de buena salud, los niños/as no pueden asistir a la escuela y los adultos no pueden ir a trabajar; sin embargo, en diversas investigaciones se advierte que, si se mantienen las tendencias actuales, en 2030 todavía habrá unos 5000 millones de personas sin acceso a la atención médica, y en este contexto, la mortalidad materna e infantil sigue siendo elevada en diversos lugares del mundo, por ende, hoy se tiene claro que, para lograr la CSU, es crucial mejorar la salud reproductiva, materna, neonatal, infantil y adolescente, y abordar los trastornos de salud mental. Hay mucho por hacer y se debe trabajar con compromiso y convicción, pues se relaciona con lo más preciado para un ser humano: su salud y su vida misma.

Les deseo una semana excelente y agradezco sus aportaciones y/u opiniones a través del correo alexaig1701@live.com.mx.

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