Por: Álvaro Venegas Sánchez

Inaudito, no puede creerse, los hermanos Moreira perdieron la elección en las secciones 35 y 38 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Al contrastar sus candidatos con los propuestos por maestras y maestros afines a Morena para renovar las dirigencias sindicales fueron derrotados. La Sección 35, de trabajadores de escuelas ubicadas en municipios de Coahuila y Durango, es una zona conocida como región de la Laguna. Las otras, 5 y 38, tienen como sede Saltillo, capital del estado. La Sección 5 de escuelas federales y de estatales la 38.

De no aflorar triquiñuelas y complicidades indebidas de última hora, deberán ser reconocidos Arturo Díaz e Isela Licerio Luévano, como representantes en la 35 y la 38 respectivamente. En tanto, en la 5, sería Everardo Patrón, del grupo afín a los Moreira. ¿Qué significa y qué importancia reviste esta victoria del magisterio disidente en aquella entidad? Veamos:

En Coahuila, por más de dos décadas el control político y sindical lo han ejercido los hermanos cuyo apellido adquirió fama local y nacional. Dos fueron gobernadores entre 2005 y 2017. Uno de ellos, Humberto, endeudó a su estado como ningún otro gobernador lo hizo antes, fue dirigente nacional de PRI y preso en España donde, según, se encontraba estudiando. El otro, Rubén, hoy es diputado federal, coordina la bancada del PRI y en las batallas hace mancuerna con Alejandro Moreno (Alito).

El tercero, Carlos, responsable del trabajo y control magisterial por aquellas tierras, es secretario de Desarrollo Educativo del comité ejecutivo nacional del SNTE. Elemento adicional: Alfonso Cepeda Salas, Secretario General del sindicato, también originario de Coahuila, de 1995-1997 fue Secretario General en la 38 y al terminar el trienio lo incorporaron al Comité Ejecutivo Nacional donde se encuentra desde entonces. Pues en esa sección, triunfó la maestra Licerio Luévano.

El magisterio que asestó este golpe a la cúpula sindical, de seguro nada tiene que ver con la CNTE; ésta, no voy a repetir lo que he escrito, no tiene ya en su agenda la democratización del SNTE. En Coahuila, este resultado sumamente alentador contra el cacicazgo, parece ir más allá de lo gremial. De nada sirven los triunfos en los cambios de dirigentes sindicales si después de la esperada y ansiada “renovación” todo sigue exactamente igual.

Al menos, creo que esa es la perspectiva en este caso. Por y para algo debe servir que Ricardo Mejía Berdeja, subsecretario de Seguridad Pública y uno de los aspirantes a gobernar la entidad, ocho días después de la impresionante marcha del 27 de noviembre en la Ciudad de México, haya convocado a sus seguidores a celebrar en Saltillo los avances de cuatro años del gobierno federal. Aprovechó y puso énfasis en la contienda electoral ya próxima atacando la administración del priista Miguel Ángel Riquelme Solís. Afirmó representar “la oposición real al moreirato y ser la opción única que garantiza el cambio para poner fin al periodo oscuro de la historia de Coahuila”.

Esto es lo que da, podría dar otra dimensión al triunfo sindical de los maestros afines a Morena. El magisterio, por la cantidad y presencia que tiene en escuelas de todos los niveles educativos y el contacto con padres y madres de familia lo convierten en interlocutor confiable; en ocasiones más que las autoridades. Si los maestros no acompañan al candidato o candidata vinculado a los Moreira con el entusiasmo de campañas anteriores, podría haber resultados desfavorables en momentos que el PRI pensando en el 2024 necesita, como nunca, conservar la plaza.

En hora buena maestras y maestros coahuilenses. Demuestran al magisterio nacional que cuando la unidad se construye deponiendo intereses personales y con altura de miras, es posible derrotar el verticalismo y la cerrazón aun con reglas que imponen a la base magisterial. Habría que felicitarlos y pedirles no defrauden la confianza. Que sea para bien y preludio de algo mejor en lo social y educativo.

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