Por: Alejandra Salgado Romero

“El concepto de Madre Tierra se retoma de diferentes cosmovisiones de pueblos originarios, quienes le otorgan un significado sagrado, desde el que construyen una relación basada en el respeto y la reciprocidad entre lo que ésta ofrece para vivir y el cuidado que se le da”
Lucas Ruiz Ruiz

La tierra es nuestra casa común, y cuidarla es responsabilidad de todas y todos. De acuerdo con nuestros ancestros, la Madre Tierra tiene dignidad, merece respeto, debe ser cuidada, protegida y honrada. El territorio no es únicamente el suelo donde vivimos, sino el aire, el agua, el subsuelo… es el espacio donde habitamos, que encierra energías, tiene historia, nos da sustento e identidad. El primer antecedente del Día de la Tierra se remonta al año 1968, cuando el Servicio de Salud Pública de EEUU organizó el Simposio de Ecología Humana con el objetivo de que estudiantes de diversos lugares escucharan a científicos hablar sobre los efectos del deterioro ambiental en la salud humana. Posteriormente, en 1970, el senador y activista ambiental Gaylord Nelson propuso la creación de una agencia ambiental y se realizó una manifestación masiva a la que acudieron más de dos mil universidades, decenas de miles de escuelas públicas y centenares de comunidades. La amplia presión social tuvo los resultados deseados y, en ese mismo año, el Gobierno de Estados Unidos creó la Agencia de Protección Ambiental (EPA) junto a una primera serie de leyes para la defensa del medio ambiente.
A través de una resolución adoptada en 2009, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 22 de abril como el Día de la Tierra o Día Internacional de la Madre Tierra, teniendo sus orígenes en las denominadas Cumbres de la Tierra que han dado lugar a una serie de acuerdos y compromisos internacionales para avanzar en la protección del medio ambiente y el desarrollo sostenible. La primera Cumbre de la Tierra se llevó a cabo en Estocolmo, Suecia, en 1972. Desde entonces esta Cumbre ha contado con la participación de líderes de todo el mundo, organizaciones no gubernamentales, organizaciones de mujeres y feministas, juventudes y otros actores; destacándose, por sus resultados, la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (1992) donde se adoptó la Agenda 21 (un plan de acción global para el desarrollo sostenible), la Declaración sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo y la Declaración de Principios para la Gestión Sostenible de los Bosques.
Cabe mencionar que cada año se selecciona un tema para celebrar el Día Internacional de la Madre Tierra; en el 2024 es «Planeta vs plásticos». Lo anterior, bajo el argumento probado de que resulta fundamental y urgente la necesidad de acabar con los plásticos por el bien de la salud humana y del planeta. De acuerdo a especialistas y con base a investigaciones, se exige una reducción del 60% de la producción de plásticos para el año 2040. Está comprobado que los respiramos, los comemos y nos producen enfermedades. Existen múltiples iniciativas, por ejemplo, cada año la Organización de las Naciones Unidas (ONU) conmemoran a nuestra Madre Tierra a través de la iniciativa «Armonía con la Naturaleza”, donde se comparten buenas prácticas para la promoción, medición y reporte del desarrollo sostenible en armonía con el medio ambiente y la preservación de la vida.
En este Día de la Tierra debemos estar conscientes de que los ecosistemas sustentan todas las formas de vida de la Tierra. De la salud de nuestros ecosistemas depende directamente la salud de nuestro planeta y sus habitantes, por lo que restaurar aquellos que están dañados ayudará a acabar con la pobreza, a combatir el cambio climático y prevenir una extinción masiva. Lo anterior, sólo lo conseguiremos si todo el mundo ponemos nuestra parte. Lo fundamental es tomar conciencia y responsabilidad sobre la triple crisis planetaria (cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación), y hacer un llamado a la acción de todos los gobiernos, empresas y ciudadanía sobre la necesidad de la puesta en práctica de soluciones y formas de desarrollo que preserven a nuestra Madre Tierra.
En nuestros días, la Madre Tierra está siendo dañada y por tanto, nuestra casa está amenazada… herida de muerte, además. El cambio climático afecta directamente las cosechas, disminuyendo la productividad, lo cual afecta la seguridad alimentaria y contribuye a que las personas se vean forzadas a migrar. Resulta urgente reaccionar, como humanidad, y trabajar a favor de un cambio, hacia una economía más sostenible que funcione tanto para las personas, como para el planeta. Que el Día de la Tierra sea el motivo para trabajemos a favor de vivir en armonía con la naturaleza y la tierra, pues el informe más reciente de la ONU sobre cambio climático evidencia que existen opciones viables y eficaces para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y para adaptarnos al cambio climático, pero resulta impostergable ponernos en acción, con responsabilidad y conciencia, con conocimiento y congruencia.
Les deseo una semana excelente y agradezco sus aportaciones y/u opiniones a través del correo alexaig1701@live.com.mx.

Comparte en: