La movilización ciudadana que incomodó a López Obrador

Por: Efraín Flores Iglesias

Durante mucho tiempo fue el rey de las marchas y los mítines en el país. Nadie podía llenar como él el Zócalo de Ciudad de México.

Y, ¡oh, sorpresa! Ciudadanos libres, militantes y dirigentes de varios institutos políticos, académicos, intelectuales, empresarios y ex simpatizantes de la 4T (Cuarta Transformación) se organizaron para marchar y protestar el domingo 26 de febrero, en contra del Plan B de la Reforma Electoral del titular del Poder Ejecutivo federal y a favor del Instituto Nacional Electoral (INE) y de la democracia.

En efecto. Desde los años 90s a la actualidad, Andrés Manuel López Obrador ha encabezado varias marchas y mítines en la capital del país. Lo hizo como líder opositor y lo hace ahora desde el poder.

También es evidente que le incomoda que sus opositores se organicen para protestar en contra de su gobierno. Pero lo que más le molesta es que más ciudadanos se inconformen y llenen la principal plaza pública de México.

La marcha del pasado domingo lo prendió más, ya que lo considera una provocación a su gobierno.

“(La movilización) fue convocada por mapaches electorales… por aquellos que no les importa la democracia y que son defensores de los fraudes electorales…”, dijo en la “Mañanera” del lunes.

Reconoció que llenaron el Zócalo, aunque de inmediato lo comparó con la capacidad de movilización que han tenido sus simpatizantes.

“Llenan el Zócalo, bueno sí, pero nosotros para poder lograr el cambio lo llenamos 60 veces. Y no sólo lo llenamos; lo desbordamos, una de las manifestaciones más grandes que ha habido en la historia del país. Nada más observen lo que va a pasar el 18 de marzo”, dijo. (La Jornada, 28-02-2023).

La oposición está en todo su derecho de manifestarse en contra de su gobierno, como también lo tienen los ciudadanos inconformes con sus políticas públicas implementadas desde el 1 de diciembre de 2018.

Lo que sí se ve mal es que él encabece marchas y siga con su discurso de odio.

La mayoría de los 30 millones de mexicanos que votaron por él en julio de 2018 esperaban a un estadista al frente del Poder Ejecutivo federal y no un presidente autoritario.

En 1996 y en su calidad de dirigente nacional del PRD se pronunció a favor del Instituto Federal Electoral (antecedente del INE) y de la designación de José Woldenberg como presidente de dicho órgano electoral y a quien ahora tacha como miembro del conservadurismo.

El presidente se equivoca en su estrategia de dividir al pueblo de México, porque el pueblo no solamente es Morena; los militantes de otros partidos también son parte del pueblo. Ése otro pueblo que él desprecia porque no aplauden sus ocurrencias y/o puntadas.

Ojalá el próximo presidente o presidenta de la República sí trabaje y llame a una reconciliación nacional, porque los últimos cuatro años han sido de total confrontación y despilfarro de recursos en obras faraónicas.

Durante más de 18 años, López Obrador encabezó muchas marchas como líder opositor, y los gobernantes de ese entonces no le respondieron con otras marchas, sino con un mensaje de respeto.

Y que conste. Desde este espacio también cuestionamos los yerros y excesos de los presidentes Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.

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E-mail: efrain_flores_iglesias@hotmail.com

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