“Hay preguntas que para mí son de imposible respuesta”
Mateo Torrez

Por: José Eduardo Cruz Carbajal


Ciudad de México, Noviembre 26.- Querido doliente: No me he olvidado de ti, sé que estos días seguramente han sido muy amargos y que quizá nunca imaginaste enfrentarte a la vida sin la compañía de ese alguien que amaste en vida, y que seguramente sigues amando en muerte, seguramente te has preguntado: ¿Por qué me duele tanto? O, ¿Hasta cuándo va a durar este dolor? Te comprendo perfectamente, son preguntas que a menudo he escuchado en el consultorio, o junto a la cama de alguien que está por morir…Son preguntas hechas por un corazón hecho pedazos.

El dolor…Una pregunta que no tiene respuesta, o si la tiene no parece suficiente, la muerte en sí misma no tiene sentido, en la vida nos preparan para todo, o mejor dicho para casi todo. Cuando somos bebés dependemos totalmente de mamá, con el paso del tiempo vamos creciendo hasta llegar a ser semi- independientes, ya que la independencia total no existe. Nos preparan en general para la vida adulta, para obtener un trabajo, para competir con quien está a la par nuestro, pero nunca nos preparan para el fracaso, o para la muerte, cuando estos llegan, todo mundo pretende que la vida continúe como siempre se ha vivido, pero tú bien sabes que eso es imposible, nada es lo mismo después de una pérdida importante en la vida.

La mejor respuesta que tengo ante la pregunta de ¿Por qué sentimos dolor? Es la siguiente: Porque estamos vivos, porque hemos amado, porque nos hemos vinculado con quienes se han ganado un lugar en nuestro corazón, porque la muerte y la pérdida no son materias integradas a nuestra escuela de vida, se presentan como invitados no deseados, porque una parte de nosotros muere juntamente con quien ha muerto. Sencillamente, el dolor es prueba de vida, una verdad cruel para ser soportada.

El camino del dolor es espantoso, tenebroso, retorcido, no tiene razón de ser, pero lo cierto es que su presencia en nuestras vidas es inevitable. No te puedo prometer una vida sin dolor, sin embargo, la promesa que, si puedo hacerte, es que mi mano estará contigo para sostenerte y acompañarte en cada paso del camino, eso es lo único que puedo ofrecerte en un mundo de pocas certezas, y una de ellas, es que tarde o temprano el dolor se presentará en la vida. En este momento tú eres prueba de su incomoda presencia.

Ni yo mismo comprendo el porqué de tanto sufrimiento devastador, pero lo que he encontrado al final del camino del dolor es a personas que disfrutan más y se quejan menos, personas que son felices en lo poco y en lo mucho, personas capaces de convertirse en esa mano que sostiene cuando todos han soltado y en esa presencia capaz de quedarse cuando todos los demás se han ido. Yo estoy contigo, no te soltaré, te sostendré fuertemente de la mano. Con amor: Tu Tanatólogo.

Referencias:

Silvera, A. (2018). Al final mueren los dos. México: Ediciones Urano.

*José Eduardo Cruz Carbajal (Iguala, Guerrero) es psicólogo con estudios en tanatología. Contacto: psiceduardo15@gmail.com

Comparte en: