Riesgos sin mapa
Por: Manuel Nava
El atlas de riesgo es un sistema de información para ubicar de manera georreferenciada las zonas más vulnerables a determinados fenómenos perturbadores, debe incluir la cantidad de población, infraestructura y servicios susceptibles de ser afectados. El objetivo fundamental es realizar acciones y obras pertinentes para reducir las inseguridades.
Se trata de una herramienta que permite la toma de decisiones adecuada y oportuna para realizar las acciones de prevención, la gran debilidad hasta el momento es que se concibe a la protección civil como un conjunto de acciones reactivas ante los fenómenos naturales y se dejan de lado las medidas preventivas.
Sin embargo solo el 37 por ciento (914) de los 2 mil 466 municipios del país, cuentan con este tipo de instrumento y en 505 casos no los han actualizado en los últimos diez años. En la Región Pacífico Sur la frecuencia de registro de desastres va en aumento. Si bien del 2000 a la fecha las zonas costeras han sido más afectadas por fenómenos hidrometeorológicos, también se han registrado movimientos telúricos, incendios forestales y existe poco control sobre los el manejo de sustancias contaminantes y toxicas, granizadas y tormentas eléctricas.
Por lo tanto es importante la identificación y jerarquización de los peligros y riesgos que se presentan en cada población de manera oportuna pues se trata de una extensión geográfica expuesta a peligros catastróficos.
Las afectaciones de tres fenómenos naturales han resalto en la historia de Chiapas. Los huracanes Mitch, Stan y Barbara provocaron daños sin precedentes en las regiones Costa, Sierra y Soconusco por sus intensas lluvias de mil 50 a dos mil 500 milímetros y vientos de hasta 290 kilómetros por hora.
Pero solo 33 de los 125 municipios chiapanecos cuentan con un atlas de riesgo y no todos se encuentran actualizados.
En Guerrero, de acuerdo con datos de la Secretaria de Gestión de Riesgos y Protección Civil, Chilpancingo es el único de los 85 municipios de la entidad que tiene actualizado su Atlas de Riesgo mientras que Tixtla, San Jerónimo y Ometepec están construyendo el suyo. Por consecuencia más de dos mil 500 familias se encuentra bajo amenaza de distintos fenómenos.
En Michoacán, 30 de los 113 municipios en su territorio cuentan con atlas de Riesgos y se requiere la actualización en más de la mitad de ellos.
Dentro la RPS Oaxaca es la entidad con mayor rezago pues solo 9 de los 570 municipios tienen un atlas de riesgo sin embargo tiene carencias de actualización en monitoreo y observación de desastres.
La carencia del documento en cuestión implica la ausencia de planes y estrategias para enfrentar los fenómenos naturales o accidentes de grandes magnitudes.
Según la legislación vigente cada municipio debe contar con un documento en el cual se identifiquen los riesgos a que se encuentran expuestos las poblaciones, aunque no se especifica el periodo en que deberán ser renovados.
La situación se agrava porque en la mayoría de los casos los funcionarios de protección civil carecen de perfil y experiencia pues su nombramiento es resultado de prebendas políticas y partidistas tanto a nivel estatal como municipal y no saben actuar en casos de alerta o contingencia ni disponen de medidas congruentes para mitigar los daños.
Lo que es peor, cuando ocurren las tragedias no se rectifica y se les mantiene en los puestos, lo cual aumenta la exposición de los habitantes a daños graves en forma permanente.
Otro factor es que, de acuerdo a datos del INEGI, a nivel nacional el 41.8 por ciento del personal que trabaja en las unidades de Protección Civil se desempeña en funciones administrativas y menos de la tercera parte están dedicados a labores de rescate y prevención.
Otro elemento importante es el factor económico. El costo para elaborar un atlas de riesgo oscila entre los 400 mil hasta los 3 millones de pesos, por lo que, es una de las limitantes para que los municipios cuenten con esta herramienta.
Hay otros casos en los que, debido a la demanda, los costos se han inflado y se ofertan hasta en el triple de lo que puede ser su precio real y eso también inhibe el disponer del documento.
Además, las unidades de Protección Civil cuentan con presupuesto limitados, que no son diseñados en función del grado de exposición a desastres y mucho menos disponen de recursos para construir adecuadamente un atlas de riesgo.
Volveremos a transitar por los caminos del sur hasta el próximo 8 de enero del 2024. Felices fiestas a todos los lectores.
Si no se quiere vivir un infierno, no hay que coquetear con el diablo, diría la abuela.