Por: Edelmiro Castro Sedano

En una obsesión enfermiza el presidente quiere aniquilar al INE, Instituto Nacional Electoral, porque como hasta ahora y desde su fundación, éste ha sido garante de unas elecciones limpias, legales y convincentes a grado tal que desde que se instituyó como IFE y dejó de ser manejado por el gobierno federal a través de la secretaría de Gobernación ha demostrado dar buenos y creíbles resultados en todas las contiendas electorales en lo largo y ancho de todo el país.

Los deseos de venganza y revancha contra el INE resultan incongruentes dado el reconocimiento de su triunfo en las urnas que lo llevó a la presidencia de la república y no se explica su animadversión hacia una institución autónoma y ciudadana.

La actitud del presidente que vive en el Palacio Nacional como un rey todopoderoso, nada demócrata, denota temor, miedo, angustia reflejada en las mañaneras, de que su partido y la cuatrote no ganen las elecciones de 2024 y tenga que dejar el poder. La insistencia en que su mayoría en la Cámara de Diputados apruebe a ciegas, sin leer, sin chistar y rápido el plan B de reforma electoral a leyes secundarias que promueve para con ello someter al INE, árbitro electoral, a fin de que sus candidatos hagan lo que quieran sin riesgo de sancionarlos o multar al partido y también evitar que los partidos satélites, la chiquillada, pierdan el registro y por eso quiere un INE sin recursos legales, sin personal suficiente para procurarse legalidad y certeza en las elecciones venideras. De ahí el miedo del presidente de que la corcholata señalada no gane las elecciones en 2024, aunque haya atropellado la dignidad del Poder Judicial y sometido al Poder Legislativo. Se acabarían sus sueños de instaurar otro Maximato, que es el verdadero motivo de su angustia.

El Senado consumó el golpe al INE y con ello pone en riesgo la elaboración del padrón electoral, el conteo de votos, la instalación de casillas y la fiscalización de los recursos monetarios; serán despedidos 2175 empleados del Servicio Profesional, además 2000 administrativos.

Los satélites PT, PVEM, etc., por votar a favor al parecer recibieron la “cláusula de vida eterna” a través de la transferencia de votos; la chiquillada dio el triunfo a la cuatrote, “como pago de favores”. Ya lo decía Plutarco Elías Calles: el que cuenta los votos es el que gana y eso quiere AMLO, por si no gana, arrebata.

MOLQUITERA. Una congresista peruana sugirió declarar “persona non grata” a AMLO por sus injerencias en la política del país andino.

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