Obesidad infantil – Don Chimino

Por: David Flores Botello

OBESIDAD INFANTIL. – ¿Quién no recuerda aquella expresión de la abuelita que decía al referirse a su nieto: “tengo mi niño gordo, gordo, ¡lleno de vida!? Lejos estaba de la realidad: un niño gordo no está lleno de vida, está lleno de potenciales problemas que ponen en peligro su vida. Los primeros cinco años de vida son determinantes en el desarrollo de los niños y es muy importante conocer el estado de salud en que se encuentran para, precisamente, ayudar a reducir enfermedades futuras. Es importante hacer conciencia de que los hábitos saludables se adquieren a una edad temprana. El sobre peso y la obesidad infantil en México son graves, son un problema de salud pública. La obesidad infantil es una enfermedad crónica que se caracteriza por un exceso de grasa en el organismo y se presenta cuando el niño tiene un sobrepeso mayor al 20% del ideal. Para saber si los niños y adolescentes tienen sobrepeso u obesidad debe llevarse a cabo el cálculo de su Índice de Masa Corporal (IMC) con respecto a la edad y sexo, en Internet hay muchas ligas donde se puede acceder a calculadoras donde, proporcionando peso, estatura, edad y sexo, en cuestión de segundos se obtiene el resultado que puede servir como una alarma, como una alerta o llamada de atención antes de que sea demasiado tarde. La Organización Mundial de la Salud considera que México es un país “mayormente malnutrido” y que ocupamos el primer lugar mundial en obesidad infantil. Una encuesta reporta que el 44% de los niños de 6 a 23 meses de edad no consume frutas y verduras. Solo 2 de cada 10 niños que acuden a la primaria consume verduras y leguminosas como las habas, lentejas, alubias, garbanzos, chícharos, frijoles y otros. El sobrepeso en niños y adolescentes es aproximadamente de 23%. La obesidad en menores de 10 años es de 25% y en los adolescentes 18% a nivel nacional. La obesidad se relaciona con un aspecto genético pero en la actualidad “el estilo de vida ha tomado un papel importante pues la ingesta de alimentos con amplia densidad calórica, bebidas azucaradas y la falta de actividad física recae directamente a estas enfermedades”. En la mayoría de las escuelas del país (fuera y dentro de ellas) hay una gran disponibilidad de comida chatarra, alimentos procesados y con azúcares adicionales. El 92% de las niñas y niños de primaria consumen bebidas azucaradas y más del 50% consumen botanas, dulces y cereales procesados. Los niños con obesidad tienen más probabilidades de padecer hipertensión arterial y colesterol elevado que pueden llevar a una enfermedad cardiovascular. Tienen más riesgo de padecer resistencia a la insulina y diabetes, más posibilidades de padecer asma, enfermedades del hígado, pueden provocar ansiedad, depresión, baja autoestima y problemas sociales como bullying, “si estos problemas no se identifican y no se tratan pueden conducir al suicidio”. La lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida, el mejoramiento de la alimentación escolar y el impulso a la actividad física para disminuir del sedentarismo son recomendables para disminuir la posibilidad de acumular más y más grasa. Los mejores maestros de los niños son sus padres que, si tienen malos hábitos alimenticios, si consumen líquidos azucarados y comida chatarra, seguramente sus hijos harán lo mismo. La pandemia hizo que el número de niños obesos se incrementara por el alto consumo calórico y la poca o nula actividad física. Urge actuar para evitar que los niños de hoy sean los pacientes sujetos a hemodiálisis del mañana, hagamos y ayudemos a crear conciencia.

DON CHIMINO. – Heriberto me paticó que cuando jue a los Yunaites a ver a su vieja Norma que taba allá de mojada, le tentó una bolita en una de sus bubis, me dijo que le entró harta preocupación. Hasta a mí me la pasó la congoja porque cuando me lo dijo miré que tragó saliva y medio se andaba quebrando, sentí un calosfríos que me corrió dende mi occipucio pasando por mi espinazo, me hizo sacudir los brazos y me aflojó mis zancas, jue como una descarga de un rayo frío, como presintiendo algo malo. Coquis se acercó a preguntarle que si ya entregaban no sé qué cosa, quesque porque ya iban a tocar los del mariachi, arriendó a ver la hora en su celular, caviló unos segundos y le dijo que empezaran su chow, que era de una hora y que después entregarían “eso”, tonces, el que se quedó cavilando jui yo, ¿a qué se referiría con “eso”?

Tábamos en el restaurán Dalia cercas de Tegüiscla, Morelos en un desayuno sospresa que le preparó a Norma por su cumpleaños y pa celebrar tambor sus 37 años de casados, fecha que taba muy prótsima. Hasta antes de que me paticara lo que me paticó, yo pensé que viera tado mejor que en vez de celebrar su cumple de ella mejor se viera esperado al festejo de su casorio y verlo hecho más en grande ya que nomás éramos 28, eso sí, muy bien atendidos, como reyes, chupando y tragando de lo más mejor pero, tenía su razón. Los meseros taban atentos por si se nos ofrecía algo y yo, que de por sí soy muy precavido alevanté mi mano y llamé a uno, le dije que si por favor me conseguía un bolillo no juera siendo que me diera susto con lo que me taba yo imaginando que me iba a paticar, me dijo que sí, me preguntó que si nomás uno, le dije que mejor dos bolillos y que de paso que se trajiera en un chiquigüite dos tortilla de mano recién hechecitas y un puñito de sal costeña pos me acordé de un señor ya de edá que siempre me decía: “comas bien o mal, échate un taco con sal”, y yo de obediente. En una tarima, atrás de onde tábamos nosotros, comenzaron a tocar los mariachis todos vestidos de blanco y se pusieron a bailar unos charros de traje negro con botonaduras de plata a los lados del pantalón, con sus sombreros de ala ancha, chaleco con botonadura al frente, cinto de cuero pitiado y botines negros, las mujeres con las que bailaban llevaban faldas largas de colores brillantes y hartas lentejuelas. Zapatiaban tan chingón sobre los tablones que hasta se antojaba hacer lo mismo pero no, tenía que guardar la compostura porque lo que me taba diciendo Heriberto era algo serio. –“Vamos afuera Chimi porque aquí ni me vas a escuchar bien”, me dijo. Le ofrecí uno de los bolillos que llevó el mesero, mansamente me lo recibió, garré la tortilla de arriba que acababan de llevar no juera siendo que me la quisiera ganar, tába tan caliente que me quemaba las manos, le eché unos granitos de sal, la hice taco, lo apretujé y solté, lo volví a apretujar fuerte con mis dedos que sentía se me quemaban, hice lo que le mentamos, un burrito, le di una mordida, le ofrecí la otra tortilla a él, que otvio, no taba tan caliente como la mía pero, me la rechachó y, para no desperdiciarla, hice otro burrito igual, lo envolví en la servilleta de trapo, lo eché de nuez al chiquigüite, me lo eché bajo el sobaco y me jui siguiendo a Heriberto que caminó hasta el jardín estilo italiano, se detuvo al pie de la fuente de Neptuno, se sentó al borde de la misma, yo a su lado y, mientras nos llegaba un leve roció del agua que caía dende la cabeza del llamado dios de los mares, a unos 5 metros de altura, me soltó de sopetón lo que sentí como un chingadazo en la tatema a pesar de que ya esperaba algo así: –“Norma tiene cáncer de mama. Las cosas se concatenaron, por una parte, mi insistencia y la de Coquis para que se hiciera los estudios convenientes para saber sobre la bolita de su pecho, y por otro lado, la traición de quien se había ganado su confianza y que, ahora, se había convertido en su peor enemiga, no solo le robó a la hora de hacer las cuentas sino que, como era la administradora puso a su nombre la empresa con el pretexto de que Norma no tenía papeles. Pobre de mi esposa, me dijo que contuvo las ganas de desgreñar a la señora esa porque eso precipitaría llevar a cabo la amenaza de que la iba a denunciar a la migra y hubiera terminado en la cárcel. Pero, gracias a Dios, así como entró, a escondidas, después de muchas peripecias, pudo burlar a la patrulla fronteriza y regresar a México hace unas semanas. Por fin pudo llegar a la casa en San Pedro Garza García, en Monterrey que solo conocía por fotografías y videos que yo le mandaba en la que invertimos más de un millón de dólares producto principalmente, de su trabajo en Laredo, Texas. Nada que ver con la casita donde vivimos anteriormente”. Se le volvió a quebrar la voz y… híjoles, ya me retecolgué, áhi nos pa l´otra, graciotas.

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