Por: Isidro Bautista Soriano

A invitación del ex gobernador del estado Ángel Aguirre Rivero, en fecha reciente, se reunieron en el rancho de éste, en Ometepec, el también ex gobernador Héctor Astudillo Flores, el senador Manuel Añorve Baños —coordinador de los legisladores priístas en la Cámara Alta—, el ex candidato a la gubernatura Mario Moreno Arcos, los dirigentes del PRI y el PRD del estado, Alejandro Bravo Abarca y Alberto Catalán Bastida, diputados, alcaldes y destacados militantes de ambos partidos, además de otros personajes de la política local.

Fue un encuentro de políticos poco usual, lo cual era de esperarse, y suscitó muchos y muy diversos comentarios, pero también suspicacias y conjeturas de todo tipo.

No hubo aparentemente un motivo en particular, como una fiesta de cumpleaños, donde concurre lo que se ha conocido como la clase político, aunque se realizó al mismo tiempo que es llevada a cabo la feria más tradicional de esa ciudad de la Costa Chica, tierra del dos veces ex gobernador de la entidad.

Para unos fue un encuentro para que se reconciliaran políticamente Astudillo y Añorve, al parecer distanciados luego de que el ex mandatario estatal renunciara a su cargo de consejero nacional del PRI inconforme por la maniobra hecha para prolongar su periodo estatutario del presidente del CEN del otrora partido aplanadora, el diputado federal Alejandro Alito Moreno Cárdenas, de quien el senador Añorve es evidentemente cercano aliado político.

Para otros fue un obligado intento de los políticos priístas y perredistas por reagruparse y ponerse de acuerdo, quizá con la eventual incorporación de algunos dirigentes y militantes del partido Movimiento Ciudadano, para coaligarse en un frente electoral que le dispute los votos en la elección del próximo año al partido que ahora tiene el poder en Guerrero y el país: Morena.

Y es que en Guerrero en especial, PRI y PRD prácticamente han estado políticamente de la mano, desde la elección de gobernador 2021, en que la perdieron ante Morena con la hoy gobernadora Evelyn Salgado Pineda como candidata.

Aguirre se constituyó en el mejor puente para poner de frente a Astudillo y a Añorve, que representan las principales cabezas del priísmo guerrerense. También acudió el ex senador Héctor Vicario Castrejón.

El encuentro de Ometepec seguramente tuvo y tiene esos dos objetivos, y otros más que conjeturan los analistas políticos, y que para los priístas en lo general significó un respiro para la elección 2024, pues si aún unidos, será difícil la disputa de los cargos, divididos sería peor.

El PRI necesita hoy más que antes de todos sus militantes y simpatizantes, e incluso de ir por aquellos que de alguna manera han estado o se sienten relegados o marginados durante los últimos años.

Debe haber la conciencia de que los diversos grupos o expresiones políticas tienen que ser convocados y considerados en todas las planillas y fórmulas de candidatos más que como se ha hecho en el pasado.

Morena, como está visto, sigue inamovible en su posicionamiento político tanto a nivel nacional como a nivel estatal, mientraso que PRI y PRD han sufrido cierto desgaste, y peor cuando son observados desde dentro y fuera de sus filas peleándose entre sus propias corrientes internas.

Sin duda, entre quienes hoy buscan unir sus fuerzas subyace el propósito de frenar el crecimiento de un liderazgo político que todos los días, con el aval y respaldo desde Palacio Nacional, acrecienta su poder de tal modo que puede, si se impone en el proceso electoral del próximo año, erigirse en el dueño de casi todas las canicas.

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