Por: Antonio León
A diferencia de los animales, los humanos no nacemos con información para enfrentar a la vida, de ahí que necesitemos del aprendizaje. Nuestra participación en el medio ambiente no está programada en los genes como en los animales. Nadie enseña a las abejas a construir sus colmenas ni a hacer miel, ni a los castores a construir pequeñas presas, ni a los patos a nadar ni a las aves a volar, todos esos conocimientos ya están desde su nacimiento en los cromosomas.
A diferencia del ser humano que tiene que ser educado, y esa tarea recae en los adultos, de ahí que son sumamente importantes los primeros años de vida de los hombres y mujeres. Esa educación en lo cotidiano debe ser de calidad, para que tengamos humanos de calidad.
¿De dónde adquieren su educación la mayoría de los mexicanos para transmitírsela a sus hijos? Básicamente de la televisión, pero como sus recursos económicos no les alcanzan para contratar el servicio televisivo que oferta muchos canales entre ellos varios culturales, únicamente tienen acceso a la televisión abierta, que transmite Televisa y TV Azteca, con una programación en su mayoría de telenovelas, noticiarios vendidos al poder, programas de entretenimiento estultos, reality shows que explotan al público y sus complejos, y programas con los chismes del espectáculo que explotan el morbo de los televidentes, entre otros más de igual baja calidad.
Si bien es cierto que en la actualidad en muchos casos las redes sociales han desplazado a la televisión, también es verdad que la mayoría no cuentan en sus teléfonos celulares con ese servicio, por lo que se tienen que conformar con el simple chateo a través de mensajes. Por tal motivo, en el país, la televisión sigue siendo en la mayoría de los hogares su única fuente de apropiación de la cultura general, es decir, el único recurso que tienen para apropiarse de conocimientos que les permitan educar a sus hijos. Todavía hace unos diez o doce años, se decía de manera sarcástica que una familia era un grupo de personas que se reunían en una casa a ver la televisión.
Si un país quiere salir de la mediocridad y la criminalidad, tendrá que empezar por educar a los adultos, porque son los que educarán a los niños en sus primeros años de vida, y después en comunidad con la escuela los siguientes hasta que sea mayor de edad o lo absorba antes la pandilla o la delincuencia organizada. Por ello, como ya lo he mencionado en otras ocasiones, se debe desarrollar un programa nacional, estatal y municipal de lectura para los adultos, para que a través de la lectura el adulto aprenda la cultura de manera general, y mediante este aprendizaje el sujeto se constituya como una parte importante del desarrollo social de su clase económica, y se vaya graduando poco a poco como un ser humano de calidad.
Hasta el martes próximo estimado lector.