Por: Antonio León

Las bibliotecas desempeñan una función fundamental en la sociedad, los recursos y los servicios que ofrecen dan la oportunidad de aprender, y sirven como apoyo a la alfabetización y a la educación en general, también ayudan a dar forma a las nuevas ideas y perspectivas para el desarrollo social. Garantizan la existencia de un registro auténtico de los conocimientos creados y acumulados por las generaciones pasadas. Si no existieran las bibliotecas, sería difícil avanzar en la investigación y preservar los conocimientos acumulados, así como el patrimonio cultural para las generaciones futuras. Las bibliotecas son esencialmente un medio a nuestra disposición para acceder a los conocimientos científicos y a la cultura.

Las bibliotecas son sinónimo de educación, y ofrecen muchas oportunidades de aprendizaje que pueden estimular el desarrollo económico, social y cultural de un determinado grupo de la sociedad. Como ejemplo está el caso de William Kamkwamba, habitante de Malawi, quien aprendió a construir una turbina capaz de producir energía eléctrica para su pueblo gracias a un libro sobre molinos de viento que leyó en la biblioteca local, aquel libro no sólo cambió la vida de William, quien después de su lectura, decidió estudiar una carrera que tuviera que ver con la producción de energía, sino la vida de todos los habitantes de su pueblo. Historias como esta sirven para explicar por qué muchos países quieren garantizar la continuidad de las bibliotecas como centros que faciliten el acceso al conocimiento y al desarrollo intelectual.

Las bibliotecas son depósitos de una gran riqueza de colecciones con enorme significado histórico y cultural, información que no se encuentra en internet, porque en este medio sólo se consigue información general, segmentada y a veces falsa. No es posible digitalizar todo el acervo científico y cultural que existe en las bibliotecas, las cuales evitan que las generaciones presentes y futuras se vean privadas de ese patrimonio cultural.

Los investigadores del área social y humanística en este siglo siguen investigando en las bibliotecas porque el internet no aporta los conocimientos específicos que necesitan. Las universidades siguen aportando la gran mayoría de sus conocimientos a través de sus bibliotecas. Como ejemplo de la importancia de las bibliotecas, está la del Congreso de Washington, considerada la más grande del mundo, con un acervo de 38 millones de libros, además de varios millones de manuscritos, mapas y fotografías. En el 2019 esta biblioteca tuvo 802 mil visitas de consulta y se imprimieron en sus instalaciones más de 20 millones de copias. Así pues, la importancia de las bibliotecas está más que demostrada.

Por eso llama mi atención que aquí en Iguala prácticamente nadie se interese por que se reconstruya la biblioteca municipal, la cual ha estado inhabilitada entre seis o siete años. En el trienio como presidente municipal del doctor Herón Delgado, la regidora de educación dijo públicamente que iría encabezando una comitiva para solicitarle tres millones de pesos al gobernador para que se trajeran artistas de calidad al teatro del pueblo, y ni un solo peso para la biblioteca de Iguala, ¡vaya disparate! En la actualidad no estamos mejor, ni la regidora de educación, ni la de cultura, ni el director de educación ni el de cultura, han promovido que se reconstruya la biblioteca en cuestión, tampoco el presidente municipal, quien gastará 20 millones de pesos en monumentos a la ignominia y ni un peso en la obra cultural señalada. Tampoco los notables de la cultura en Iguala se han pronunciado a favor de la reconstrucción de la biblioteca municipal y el no desperdicio de los recursos del erario en obras suntuosas. Parece que ni a las autoridades municipales ni al sector culturero de por estas tierras les interesa la verdadera difusión del a cultura, así las cosas, posiblemente seremos una ciudad inigualable por su estulticia.

Hasta el martes próximo estimado lector.

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