Por: Isidro Bautista Soriano

Lo ocurrido a Don Luis Walton Aburto, con su fallecimiento, debe ser motivo de reflexión, de manera especial de políticos y gobernantes, porque confirma que para ellos no hay n ada seguro, y la verdad, para todas las personas.

El ex presidente municipal de Acapulco, ex diputado federal, ex senador y empresario próspero era en Guerrero la pieza clave de Marcelo Ebrard rumbo a la elección presidencial, y ahora otro tendrá que subir en su lugar, seguramente sin imaginárselo.

Como era natural, a Walton ya lo daban bien acomodado políticamente, en Guerrero o en la Ciudad de México, con el actual canciller en caso, claro, de suceder éste en el cargo a López Obrador.

Hay muchos casos parecidos. José Francisco Ruiz Massieu, mucho se ha dicho, pintaba para presidente de México, pero fue asesinado en el intento, y Zedillo fue hecho candidato al mismo puesto por la muerte de Colosio.

Alejandro Cervantes Delgado tuvo que ser candidato a gobernador de Guerrero porque el médico Soberón Acevedo perdió la vida con la noticia de que él había sido el escogido por el máximo jerarca priísta.

Y uno de los casos más recientes y quizá el más ilustrativo: la hoy gobernadora Evelyn Salgado Pineda. En un tronar de dedos, se sienta en la silla que muchísimos acariciaban por años y años para ocuparla, entre ellos el actual senador Félix Salgado, su padre, con tres ocasiones como candidato.

No obstante, ha demostrado tener madera suficiente para garantizar la gobernabilidad ante estas tempestades de violencia y restricciones financieras.

Hay gente que se desgarra las vestiduras o que se apasiona en exceso, y adopta una actitud soberbia, ya sean candidatos o seguidores. Llegan incluso a dividir a su familia dándosela de ganadores, sin detenerse a pensar en el hecho de que nadie tiene la vida segura.

Es insuperablemente sabia esta frase bíblica: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por tu cuerpo, qué tienes de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

Añade: Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y tu padre celestial las alimenta.

Dice: No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán.

Un candidato ensoberbecido no sólo pierde la elección sino familia y amistades, y llega incluso a ser humillado.
No señalamos a Walton de nada de esto, pues fue un ser humano como cualquiera: con virtudes y defectos.

¿Quién podría llenar el hueco que dejó vacío en el equipo de Ebrard? ¿Ángel Aguirre Rivero? ¿Armando Ríos Pitter? ¿Alberto López Rosas? Ya hay quienes apuntan también a Héctor Astudillo Flores.

La política, como la vida misma, es, pues, como la rueda de la fortuna. Puede uno estar un ratote arriba, pero los rieles no están soldados, y se sueltan nomás de repente.

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