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Estados Unidos. Mientras los tiroteos siguen aquejando a Estados Unidos, padres de víctimas de la violencia armada se han sumado a las filas del activismo por una mayor regulación.
Entre ellos destaca Manuel Oliver, cuyo hijo Joaquín, de 17 años, fue una de las 17 víctimas del tiroteo en la escuela de Parkland, Florida, en febrero de 2018.
En marzo pasado, Oliver fue arrestado tras increpar a un legislador republicano que hablaba durante una audiencia sobre las regulaciones de armas.
«La voz de mi hijo siempre la voy a mantener en alto”, exclamó después de la detención el hombre de origen venezolano.
En febrero de 2022, Oliver colocó una grúa frente a la Casa Blanca, se subió y desde ahí protestó.
Instaló una pancarta en la que se hace un llamado a congresistas y al presidente Joe Biden para que aprueben reformas relacionadas con las armas.
El tiroteo de Parkland se convirtió en el séptimo tiroteo más letal en Estados Unidos desde 1991. Además, activó una serie de manifestaciones y críticas para exigir una mayor regulación.
Ese día, Joaquín recibió cinco tiros del atacante que lesionó a los jóvenes con un AR-15.
También figura Fred Guttenberg, cuya hija Jaime fue asesinada también en Parkland.
«Mi vida está dedicada a salvar vidas peleando por el control de armas en Estados Unidos”, afirmó en Twitter.
«Estados Unidos no siempre ha sido un país donde la violencia armada fuera predecible. Podemos arreglar esto”, agregó el padre de familia, quien es un crítico de la Asociación Nacional del Rifle.
Con motivo del día del padre, en 2021, Guttenberg publicó una carta en la que compartió que desde el tiroteo, cada celebración es difícil para él.
Su otro hijo, Jesse, sobrevivió a los disparos.