Por: Servicios AINI


Ciudad de México, Julio 16.- En un pequeño tubo, a simple vista parece solo un líquido transparente, pero al entrar en contacto con el calor del cuerpo humano, se transforma en un gel con una misión ambiciosa: proteger células terapéuticas para llevarlas directamente al cerebro, sin necesidad de cirugía.


Este desarrollo, realizado por investigadores del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (CIATEJ) y el Instituto de Investigación Sanitaria San Carlos (IdISSC) en España, podría marcar un antes y un después en el tratamiento de enfermedades neurológicas que hoy siguen siendo incurables.


El Alzheimer, el Parkinson y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) son enfermedades neurodegenerativas que progresivamente destruyen el sistema nervioso. Afectan funciones esenciales como la memoria, el movimiento o incluso la respiración. Aunque cada una tiene sus particularidades, todas comparten un mismo reto: no existe una cura definitiva, y los tratamientos actuales apenas logran ralentizar el avance de los síntomas.


El reto: llevar células al cerebro sin abrir el cráneo


El sistema nervioso está resguardado por una fortaleza biológica llamada barrera hematoencefálica, una capa protectora que impide que sustancias extrañas entren al cerebro. Esto representa un obstáculo importante para las terapias celulares, una de las alternativas más prometedoras para regenerar tejido cerebral dañado.


Una vía de acceso alternativa es la cavidad nasal, que está conectada directamente con el sistema nervioso central. Pero hay un problema: cuando se aplican células por la nariz, muchas no sobreviven o simplemente no se quedan el tiempo suficiente en la mucosa para migrar al cerebro.


Ahí es donde entra el hidrogel.


El hidrogel desarrollado por CIATEJ e IdISSC está hecho de quitosano, un material natural que se obtiene de hongos o crustáceos. A este componente se le añadieron ácido ferúlico (presente en granos como maíz y arroz) y ácido succínico (una molécula que también forma parte del metabolismo humano), lo que le permite formar una red tridimensional favorable para el transporte y cuidado de células vivas.

Pero el ingrediente clave es la genipina, una sustancia extraída de las gardenias, que hace que el gel pase de estado líquido a sólido al alcanzar los 37 °C del cuerpo humano. Así, al aplicarse en la nariz, el hidrogel se solidifica y retiene las células, permitiéndoles sobrevivir y migrar hacia el cerebro.

Resultados prometedores en modelos animales


En pruebas realizadas con ratones, los investigadores observaron que:

El hidrogel se gelificó en pocos minutos al aplicarse en la nariz.


Fue biocompatible, sin generar toxicidad en células madre ni en células precursoras de oligodendrocitos (que forman la mielina cerebral).


Mantuvo vivas a las células por 72 horas en la cavidad nasal.


Algunas células lograron llegar a estructuras cerebrales, lo que demuestra su capacidad de atravesar el camino hacia el sistema nervioso.


Aunque los experimentos se han realizado en condiciones de laboratorio con animales, el equipo está en fase de análisis para lanzar ensayos clínicos que permitan probar su eficacia y seguridad en humanos.

¿El futuro? Terapias con exosomas


Más allá de las células, los científicos exploran otra aplicación revolucionaria: usar el hidrogel para transportar exosomas, unas diminutas vesículas que funcionan como mensajeros entre células.

Los exosomas pueden llevar proteínas, lípidos y material genético hacia otras células, modificando su comportamiento.

En este sentido, el hidrogel podría convertirse en un vehículo de precisión para entregar tratamientos personalizados al sistema nervioso central, sin necesidad de agujas, bisturí ni intervenciones invasivas.

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