Por; Álvaro Venegas Sánchez

El Premio Nobel es un reconocimiento al impulso de la solidaridad y amistad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos y la celebración o promoción de procesos de paz en el mundo. La tarea de elegir al ganador recae en el comité noruego quien a su vez encabeza la Academia Sueca, el Instituto Karolinska y la Real Academia Sueca de Ciencias, y cada área o categoría de premio tiene su propio Comité de evaluación y designación. Son cinco premios. El de la Paz se entrega en Noruega y los demás en Suecia.


Fue creado a partir del testamento del Alfred Nobel, ingeniero químico que nació en Suecia y a quien se atribuye la invención de la dinamita además de ser fundador de una empresa de hierro y acero, misma que le generó una riqueza incalculable que fue dispuesta en su testamento para reconocer a quienes han contribuido de manera sobresaliente al desarrollo de la Física-Química, Economía, Literatura, Medicina y Paz. Este último, se entrega a quienes en el año precedente hayan trabajado más o mejor en bien de la fraternidad entre las naciones. Por tanto, lo han asignado a personas e instituciones como el Comité Internacional de la Cruz Roja, el Alto Comisionado de la ONU para los refugiados, UNICEF, Amnistía Internacional, Médicos sin Frontera, entre otras.

El Nobel de la Paz ha sido asignado también a 16 mujeres. Entre ellas la guatemalteca Rigoberta Menchú Tum y la pakistaní Malala, quien fue galardonada a los 15 años de edad. Estados Unidos es el país con más presidentes que lo han recibido: Roosevelt (1906), Wilson (1919), J. Carter (2002) y Barack Obama (2009).


A la luz de las consideraciones anteriores, hay que ubicar la pretensión del criminal de guerra Netanyahu, al proponer a Donald Trump para el Premio Nobel de la Paz.


El lunes 7 de julio, en la Casa Blanca, donde acudió por tercera ocasión a visitarlo en pocos meses de haber retornado, previo al momento en que entregó la carta con su propuesta al respectivo comité, con aire triunfal comentó que su nación, Israel y Estados Unidos, están “cerca de encontrar a varios países” que acogerán a palestinos que quieran abandonar la franja de Gaza devastada por la guerra. “Mientras nosotros hablamos de un país, de una región tras otra, él (Trump) está forjando la paz”. Por supuesto, como no queriendo, Trump agradeció la nominación subrayando: “viniendo de usted en particular es muy significativo”.


Es que a Netanyahu parece genial la intención de su comparsa: “Tiene una idea brillante, se llama libre elección”, “si la gente quiere quedarse, puede hacerlo; si no debería poder irse”. Lo cierto es que ambos quieren construir en Gaza un resort turístico que denominarían Riviera de Oriente Medio y han presentado el proyecto como una gran oportunidad de alentar “la migración voluntaria”; “trabajamos por eso para encontrar países que reciban y den a los palestinos un futuro mejor”. Absurdo increíble, Trump y Netanyahu creen que abandonar la tierra de origen no por voluntad sino huyendo del genocidio es lo máximo para las personas.


Trump sorprendió al considerarse elegido por Dios para devolver la Grandeza de América y acariciar el sueño de ser Papa. Para lo primero el caos que ha provocado indica que está fallando a Dios; lo segundo no es viable, tendría que esperar fallezca o renuncie el nuevo pontífice.


¿Podría recibir el Nobel de la Paz? Lamentablemente sí. No por ser el líder conciliador y más pacifista de las naciones, que no extorsiona con aranceles a los demás gobiernos ni persigue inmigrantes. Si no porque siendo un delincuente volvió a la presidencia de Estados Unidos y cuenta con poder suficiente para hacer que se lo otorguen; total, un capricho más.-


Nota a mis lectores: nos vemos hasta el 4 de agosto. Feliz receso de clases.


Iguala, Gro., julio 14 del 2025

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