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Darfur, Sudán. En la región de Darfur, en el oeste del país, testigos informaron de saqueos masivos mientras hombres armados disparaban cohetes en encarnizados enfrentamientos urbanos.


La violencia en Sudán se desató el 15 de abril entre las tropas del general Abdel Fatah al Burhan, líder de facto del país desde el golpe de 2021, y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), lideradas por el general Mohamed Hamdan Daglo.


El jueves, los beligerantes anunciaron la extensión de una tregua por tres días adicionales. Desde el inicio del conflicto, ha habido múltiples cese el fuego, pero todos han fracasado.


En un comunicado conjunto, Estados Unidos, Arabia Saudita, la Unión Africana, la ONU y otros países dieron la «bienvenida» a esta ampliación y pidieron «su plena implementación» y «un acceso humanitario sin trabas».


Al menos 512 personas murieron y 4 mil 193 resultaron heridas en los combates hasta ahora, según datos del Ministerio de Salud. El balance real podría ser mucho más elevado.


En algunas partes de Jartum, una ciudad de cinco millones de habitantes, los beligerantes construyeron trincheras.


HOSPITALES HAN SIDO DAÑADOS
Los combates se extendieron a lo largo del territorio, especialmente en Darfur, donde los testigos dan parte de férreos choques.


En dos días, esa oleada de violencia dejó más de setenta muertos, afirmó un sindicato de médicos el viernes.


«Al menos 74 personas murieron el 24 y 25 de abril en combates en El Geneina (Darfur) y aún no podemos establecer un balance para los días 26 y 27 de abril porque todos los hospitales de la ciudad están ahora fuera de servicio», precisó.


Una portavoz del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU revisó el dato al alza y afirmó el viernes que en El Geneina, capital de Darfur del Oeste, «al menos 96 personas murieron desde el 24 de abril» en enfrentamientos étnicos.


Según la Asociación de Abogados de Darfur, los combatientes lanzaron cohetes contra las casas. También se produjeron disparos de «fusiles, ametralladoras y armas antiaéreas».


«Hospitales, edificios públicos y centros de salud han sido gravemente dañados y hay saqueos en cada esquina», dijo un habitante a la AFP.


La zona ya fue escenario de una sangrienta guerra en la década de 2000.


La Asociación de Abogados urgió a ambos bandos a «detener inmediatamente esta guerra absurda que se está librando a costa de los civiles en todo Sudán».


La ONU, que interrumpió sus actividades tras la muerte de cinco trabajadores humanitarios, advirtió que ya no puede prestar ayuda en esta zona donde «50 niños sufren de desnutrición aguda».


También alertó de informaciones según las cuales se estaban distribuyendo armas entre las comunidades locales.

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