Por: Servicios AINI


Ciudad de México, Septiembre 20.- El sol de mediodía comienza a estar cada vez más bajo y las noches empiezan a volverse cada vez más largas. Esto solo puede significar que el verano está llegando a su fin para el hemisferio norte del planeta. En 2024, el equinoccio de otoño llegará el próximo 22 de septiembre a las 14:44 (hora peninsular española), marcando oficialmente el comienzo del otoño en el hemisferio norte y el inicio de la primavera en el hemisferio sur, según el Observatorio Astronómico Nacional de España.


La palabra equinoccio procede del latín y significa «noche igual», lo que hace referencia al día y la noche de aproximadamente 12 horas cada uno y que tienen lugar solamente en los dos equinoccios del año. En 2024, esta estación durará aproximadamente 89 días y 21 horas, y terminará el 21 de diciembre con el comienzo del invierno.


¿Qué ocurre durante un equinoccio?


Los equinoccios ocurren dos veces al año y son momentos en los que el día y la noche tienen la misma duración. Todos los planetas del sistema solar experimentan equinoccios. Este fenómeno tiene lugar cuando el sol se encuentra exactamente sobre el ecuador de un planeta.

Esta división tan clara en nuestro día de 24 horas está vinculada a la misma razón por la que la Tierra tiene estaciones. El planeta gira en un eje con una inclinación de 23,5 grados respecto a su plano orbital. Esto significa que mientras la Tierra realiza su órbita de 365 días, los hemisferios se inclinan y por lo tanto están más cerca o más lejos de los rayos solares.


Esto hace que el terminador, o línea divisoria entre la parte diurna y nocturna del planeta, pase por los polos norte y sur del planeta. Este ángulo hace que todo el planeta experimente la misma cantidad de luz y oscuridad durante un día dos veces al año.


¿QUÉ ES UN EQUINOCCIO?


Estos fenómenos bianuales se denominan equinoccio vernal y equinoccio otoñal. Junto con los dos solsticios del planeta, los equinoccios marcan el cambio de estación. En el hemisferio norte, por ejemplo, el equinoccio vernal marca el inicio de la primavera en torno al 21 de marzo, mientras que el equinoccio otoñal indica el comienzo del otoño en torno al 22 de septiembre.


A medida que se acerca diciembre, el hemisferio norte se inclinará cada vez más lejos del sol y recibirá sus rayos en un ángulo más pronunciado, lo que dará lugar a días más oscuros y a condiciones climatológicas más frías, propias del invierno. Finalmente, el sol alcanzará su punto más bajo en el cielo de mediodía, marcando el solsticio en diciembre.


El Observatorio Astronómico, explica que durante el otoño de 2024 tendrán lugar un eclipse anular de Sol que sucederá el 2 de octubre, que se verá en el Pacífico y Sudamérica.


Celebraciones del equinoccio de otoño


A través de la historia, diversas culturas alrededor del mundo han celebrado las fechas que representaban un cambio de estación. Un ejemplo destacable es la antigua pirámide maya escalonada conocida como El Castillo, en Chichén Itzá, México. De forma exacta, durante la puesta de sol en los equinoccios de primavera y otoño, la luz solar baña la empinada escalinata de esta construcción en el ángulo justo para crear la espeluznante forma de una serpiente que parece deslizarse a lo largo de esta.


¿Sólo hay equinoccios en la Tierra?


Como ya hemos dicho, otros planetas del sistema solar también tienen estaciones y equinoccios, aunque a escalas mucho más extremas. Marte, por ejemplo, tiene una inclinación muy similar a la de la Tierra, por lo que experimenta el mismo tipo de estaciones, pero su distancia del sol implica que un invierno marciano puede llegar a durar la friolera de 154 días.


Sin embargo, el planeta que sería una pesadilla para cualquier persona que sufra trastorno afectivo estacional (es decir, depresión invernal) es Urano. Su eje tiene una inclinación de aproximadamente 90 grados, lo que en esencia significa que gira sobre un lado durante su órbita de 84 años alrededor del sol. Esto se traduce en interminables inviernos que duran 42 años.


En algunos planetas, las variaciones estacionales pueden incluso alterar la vista de estos objetos celestiales. Durante un equinoccio de Saturno, que ocurre cada 15 años terrestres, el sol brilla justo sobre los famosos anillos del planeta, bañándolos en sombras que revelan su estructura tridimensional.

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