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Ciudad de México, Noviembre 6.- Si vives con diabetes existe una complicación que al principio parece silenciosa, pero que tiene un impacto enorme en tu calidad de vida: la neuropatía diabética.
Este problema ocurre cuando el azúcar y las grasas altas en la sangre atacan lentamente las fibras nerviosas, afectando a cerca de la mitad de las personas con esta condición, de acuerdo con la Asociación Americana de Diabetes (ADA).
La diabetes es muy común en México, y se estima que solo dos de cada 10 personas logran controlar bien su diabetes, lo que deja a la gran mayoría vulnerable a sufrir complicaciones crónicas, como la neuropatía diabética, que se desarrolla a lo largo de muchos años, como explica el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
La neuropatía diabética es el término médico para el daño que los niveles altos de azúcar en la sangre y triglicéridos causan a tus nervios durante un tiempo prolongado.
Los nervios son la red de comunicación de tu cuerpo: envían información desde el cerebro al resto del cuerpo, y también controlan funciones vitales como la digestión y el ritmo cardíaco.
Existen varios tipos de neuropatía, pero la que más se ve es la neuropatía periférica, que suele golpear primero tus pies y piernas.
Estos son los síntomas más comunes de la neuropatía periférica, de acuerdo con el IMSS y los Institutos Nacionales de Salud (NIH):
Dolor o ardor punzante: Sientes una molestia constante, que a menudo es descrita como una sensación de quemadura.
Hormigueo: Experimentas una sensación incómoda, como de «alfileres y agujas», generalmente en manos y pies.
Entumecimiento: Pierdes progresivamente la capacidad de sentir o de distinguir temperaturas en tus manos y pies.
Debilidad: Notas que la fuerza en tus pies o tus manos disminuye.
Otros tipos, como la neuropatía autonómica, afectan órganos internos, lo que puede causarte problemas con el ritmo cardíaco, la presión arterial o la digestión.
¿Qué prueba te hacen para saber si tienes neuropatía diabética?
La clave para manejar esta complicación es detectarla a tiempo. Es recomendable que te evalúen desde el momento en que recibes el diagnóstico de diabetes o prediabetes.
Estas son las formas principales para detectar la neuropatía diabética, de acuerdo con el IMSS:
Historia clínica y examen físico: El médico te pregunta si sientes dolor quemante o entumecimiento.
Monofilamento de 10 gramos: Usan un instrumento sencillo que presionan en varios puntos de tu pie. Esto evalúa si has perdido sensibilidad, un signo de daño nervioso.
Diapasón de 128 Hz: Usan esta herramienta para saber si percibes la vibración. La colocan en el primer dedo de tu pie.
Evaluación de «pica y toca»: Hacen pruebas para valorar la sensibilidad al tacto y a los cambios de temperatura.
Si tu revisión es normal, se recomienda repetirla una vez al año. Es importante que sepas que para el chequeo inicial no necesitas estudios complejos de conducción nerviosa, a menos que el daño no sea claro.
¿Cómo prevenir la neuropatía diabética?
La prevención es tu mejor línea de defensa. Dado que la neuropatía se produce por las concentraciones altas de glucosa y grasas en la sangre, la estrategia principal es mantener un control estricto de tu diabetes.
Pasos clave para proteger tus nervios, según la ADA y los NIH:
Controla bien tu glucosa: Mantener el azúcar en sangre dentro de los límites adecuados es la forma más efectiva de defensa.
Lleva una dieta balanceada: Sigue un plan de alimentación adecuado y evita las grasas saturadas o el exceso de sodio.
Haz ejercicio constante: Mantenerte físicamente activo es crucial para prevenir el daño nervioso.
Controla tu presión y colesterol: La presión arterial alta y el colesterol elevado aumentan tu riesgo de que los nervios se dañen.
Cuida tus pies a diario: Inspecciona tus pies todos los días, usa calzado adecuado y nunca camines descalzo. Esto evita úlceras y amputaciones, sobre todo si ya tienes neuropatía.
Evita el tabaco y el alcohol: Dejar de fumar y limitar lo que bebes son pasos imprescindibles para proteger tu salud nerviosa.
La neuropatía diabética es una complicación seria, siendo un gran factor de riesgo para úlceras y amputaciones, que son la principal causa de pérdidas de extremidades no traumáticas. Sin embargo, no es una fatalidad.
Con un diagnóstico a tiempo, así como con los cuidados preventivos de tu pie, puedes cambiar el curso de la enfermedad y asegurar una vida plena y saludable.
