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Teherán, Irán. Irán vivió ayer una nueva jornada de pro­testas marcada por enfren­tamientos y trabajadores en huelga, casi cuatro sema­nas después de la muerte de Mahsa Amini, que des­encadenó una ola de con­denas en el mundo y una sangrienta represión.


La ONG Iran Human Ri­ghts cifró en 185 los falle­cidos, entre ellos 19 niños, por la represión de las fuer­zas afines a las autoridades iraníes y denunció el asesi­nato de la manifestante de 16 años Sarina Esmailzadeh por una paliza de las fuerzas de seguridad.


«Después de revisar las pruebas y hablar con testi­gos presenciales y fuentes cercanas, Iran Human Ri­ghts confirma que Sarina ha sido víctima de un asesinato llevado a cabo por las fuer­zas de seguridad del Esta­do”, denuncia la ONG, antes de acusar a los funcionarios iraníes de intentar encubrir su muerte como un suicidio.


Iran Human Rights tam­bién pide a la comunidad internacional que investi­gue la muerte de otra ma­nifestante, Nika Shakarami, de 17 años, tras rechazar la versión oficial de que se ha­bía caído de un edificio du­rante las protestas.


Familiares que pudieron ver el cadáver de Shakarami cuentan con un certificado de defunción que especifi­ca como causa de la muerte “múltiples golpes por un ob­jeto contundente”, de acuer­do con la ONG.


Por otra parte, ayer me­dios afines al régimen iraní informaron de la muerte de una persona “asesinada en los disturbios” ocurridos en la ciudad de Sanandaj, en el oeste del país.


Un video publicado en redes sociales muestra el momento en el que el hom­bre, un joven, muere balea­do mientras conducía un coche. El jefe de la Policía en la provincia de Kurdis­tán, Alí Azadi, negó que sus agentes fueran responsables de los disparos porque te­nían material antidisturbios, no munición real.

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