Por: Sebastián Landa

Los educadores tienen una gran responsabilidad en la sociedad, ya que son los encargados de transmitir conocimientos y valores a los estudiantes. Además, su labor va más allá de la enseñanza de contenidos académicos, ya que también contribuyen al desarrollo social, emocional y personal de los alumnos.

Las y los educadores del Jardín de Niños de María de Maeztu, ubicado en la colonia El Capire de Iguala, coincidieron en señalar que quienes realizan esta función tienen la obligación de hacerlo con pasión, ya que se tiene la gran oportunidad de influir de manera positiva en los niños que comienzan a formarse como personas y miembros de la sociedad.

La educadora María de los Ángeles Arriaga Soto manifestó estar cumpliendo un sueño, pues “es lo que yo siempre quise desde pequeña, en este trabajo puedo dar amor a los niños y enseñarles un mundo sumamente diverso en el que podemos crear y explorar, es todo un orgullo ser educadora”.

Por su parte, la maestra Lucero, quien tiene 27 años de servicio, dijo que sus colegas y ella misma llevan una gran responsabilidad al influir en los cimientos de los seres humanos para que en el futuro puedan ser buenos ciudadanos.

Es importante reconocer que ser educador es una tarea exigente y muchas veces difícil, que requiere de una formación constante y actualización permanente para poder brindar una educación de calidad a los estudiantes.

En Guerrero, la educación inicial y preescolar es atendida por 308 educadoras y educadores, de los cuales 48 son del sistema inicial indígena, según las cifras de la Secretaría de Educación Guerrero. Todas ellas y todos ellos despliegan una práctica docente encaminada a desarrollar y fortalecer las capacidades de las niñas y niños pequeños (3 a 5 años) de manera integral.

Como un reconocimiento a esa noble y profesional labor, se instituyó el Día de la Educadora el 21 de abril. La fecha tiene su origen en el nacimiento de Federico Froebel, el mismo día pero de 1782, quien fue un pedagogo alemán considerado el creador de la educación preescolar y del concepto de “jardín de la infancia”.

En referencia a ello, se dice que en 1837 se abrió la primera guardería del mundo, donde las niñas y niños se consideraban como pequeñas plantas de un jardín y la maestra su jardinera.

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