El viejo y la mar
Por: José I. Delgado Bahena
Por favor, permítame compartirle el gusto que me da enterarme de este tipo de acontecimientos en los que se reconoce el talento de las personas mayores; es decir: de más de sesenta años de edad.
Ocurre que, por circunstancias que no tiene caso mencionar, he tenido comunicación con el maestro Juan Arellano Viveros. Él es originario del municipio de Taxco de Alarcón, pero desde hace muchos años radica en Iguala.
Ya conocía al maestro gracias a que me ha compartido su producción poética con la finalidad de publicar sus poemas en este mismo medio informativo, en mi columna “Reacción Poética”; además he tenido el gusto de leer su trabajo narrativo en diversos cuentos y una novela.
Por lo tanto, no me sorprende que el maestro tenga el mérito para haber obtenido el primer lugar en el XV CONCURSO NACIONAL LITERARIO «MEMORIAS DE EL VIEJO Y LA MAR» 2023, convocado por la Secretaría de Marina Federal.
Yo estaba enterado de esta convocatoria, cada año la emiten, pero va dirigida a niños y jóvenes; inclusive he sido jurado del certamen estatal aquí, en Guerrero. Pero no había sabido que también los adultos mayores tuviéramos la oportunidad de participar
Según la convocatoria, este concurso tiene como objetivo motivar a los adultos mayores para que expresen su sentir y percepción respecto del mar y despertar en ellos el interés por las actividades marítimas y navales, y el tema central del relato es la mar y la conciencia ecológica-marítima, en cualquiera de sus diferentes aspectos y manifestaciones.
Una de las bases estableció que se podía participar con un cuento, ensayo o relato con una extensión mínima de tres cuartillas y un máximo de diez. El maestro Juan envió diez y su cuento se llama “Una aventura en el mar”, y desde que empieza con: “Cuando los veinticinco pescadores se hicieron a la mar, ninguno de ellos sospechaba lo que el impredecible destino les tenía preparado”, comienza a atrapar la atención del lector.
El cuento, por supuesto, se desarrolla en el mar, y el autor muestra un gran dominio de los tipos de embarcaciones que se pueden encontrar en este medio y las especies marinas que subsisten en un ecosistema tan desgastado y contaminado como es el océano de nuestro país. De manera que Juan Arellano no pierde la oportunidad para, además de valorar y reconocer los cuantiosos recursos comestibles que el mar aporta a los seres humanos, además del oxígeno, de alguna manera hacer una denuncia sobre los perjuicios que nosotros mismos hemos provocado en tan preciado hábitat.
Por supuesto, el maestro sabe muy bien introducir los elementos de la fantasía y el romanticismo: “Antes de partir, el capitán Narciso Balbuena, fijó su mirada en los negros ojos de su amada, como si buscara algo que se le hubiera perdido en sus pupilas; ella, también clavó su mirada en los ojos del apuesto capitán, un hombre cincuentón, alto, de espaldas hercúleas y músculos bien marcados”, y hasta se da espacio para atraer una reflexión que puede tomarse como una lección de vida: Aquí, aplica lo que una vez dijo el célebre karateca Bruce Lee: “Lucha, lucha, ¡importa mierda, si las cosas no salen como tú quieres!, vale más tener una cicatriz por haber luchado, que la piel intacta por cobarde.”
En otro párrafo, Juan Arellano pondera los beneficios que el mar nos otorga a los humanos: “El mar es una de las maravillas de la creación, decía el viejo marino padre del Capitán Narciso Balbuena. Nos da de comer a millones de personas; por eso es importantísimo para la humanidad. El mar es como un padre bondadoso que sin distingo nos alimenta; a él no le importa la raza ni el color de la piel, sin embargo la mayoría de los humanos equivocadamente, se creen dueños de los recursos naturales, incluido el mar, sin reparar en que nosotros le pertenecemos a la naturaleza.”
La verdad, ojalá algún día tenga, usted que me lee, la oportunidad de leer el cuento que, aunque con un final no tan feliz, nos deja maravillosas reflexiones y oportunidades para reconocer la importancia que tiene el mar para la vida en el planeta.
Vaya, pues, mi reconocimiento y una gran felicitación para el maestro Juan, autor de este cuento del que (aunque el premio fue en especie, consistente en diversos objetos), lo más importante que él obtiene es la motivación para seguir creando en torno a la literatura.