Sector 7

Jun 10, 2023

Leer para ser libres

Por: José I. Delgado Bahena

En algún momento de mis lecturas, encontré, en una revista cultural, un texto que decía: “Leer no es vivir, pero es una de las mejores formas de estar vivos, de sumergirnos en un océano de letras para refugiarnos, renacer y LIBERARNOS en esas islas de serenidad literarias”; entonces, al reflexionar en cada palabra, la que me hizo vibrar es: liberarnos. Luego, en otra ocasión leí: “Sumergirse en un libro es un ejercicio que nos nutre, nos educa y hace de nuestras mentes entidades más libres, con más poder.”

“Entidades más libres, con más poder…”, es una frase que llamó poderosamente mi atención y me hizo profundizar en el efecto que la lectura hace en nuestro ser; reconocer que por el hecho de ser lector, me hace sentirme dueño de mis decisiones y camino por la vida con la confianza de que lo que hago, al escribir, es aportar armas para pelear contra la esclavitud de las mentes.

En alguna ocasión le he comentado que en mi pueblo: El Tomatal, abrí una librería de préstamo gratuito. Algunos le llaman biblioteca; yo prefiero que las personas perciban que ahí pueden encontrar libros que pueden llevar a casa sin mayores requisitos.

Bueno: en ocasiones llegan niños acompañados de sus padres, o al menos de su mamá, y aprovecho para intentar persuadir a la persona mayor para que acepte, también, llevarse un libro a casa para, si lo hace, que se adentre en el mundo de la lectura. A veces lo logro, pero no siempre.

Luego, cuando los niños se meten a navegar en el mar de libros que tenemos a su disposición, les sugiero que dejen que el libro los escoja, que, cuando lean un título y vean su portada, si sienten que les dice: llévame, ese lean, porque la lectura debe ser un acto de amor libre, sin presiones, para que al momento de leer sientan que es un deseo cumplido por ambas partes. Pero, además, les recomiendo que, si el libro, en sus primeras páginas no cubre sus expectativas y no es lo que se imaginaban, que regresen a cambiarlo por otro.

Lamentablemente, estamos en una actualidad en la que el teléfono celular nos gana la batalla; de los doscientos veintidós lectores que a la fecha tengo registrados, solo unos veinte muestran constancia. Claro que así fueran cinco, por ellos diré que ha valido la pena el tiempo, el esfuerzo y la inversión que hemos hecho para intentar regresarle al libro, como objeto, la dignidad que, aparentemente, está perdiendo ante la modernidad de la Internet con los audiolibros o los libros digitales.

En serio que, antes, caminábamos con un libro bajo el brazo para ir al banco, a las tortillas, o al parque, aprovechar cualquier momento para abrirlo y disfrutar de las historias que en ellos se cuentan; sin embargo, ahora es tan común ver a las personas que, inclusive, caminando, van conectadas a las redes sociales que tienen en su aparato telefónico.

Pero, ¿qué podemos hacer para lograr que nuestros hijos sean lectores?

Estas son algunas estrategias para intentar lograr un acercamiento a la lectura, sin olvidar que es tarea de todos iniciar de forma temprana a los niños en el hecho de leer:

El mejor modo de hacerlo es sirviéndoles de ejemplo. Si en sus contextos más cercanos los libros son algo íntimo y familiar, también lo serán para ellos.

No les obligues a leer un determinado tipo de libros. A la lectura se llega por curiosidad y EN LIBERTAD, permite que sean ellos quienes elijan.

Establece horarios de lectura, deja que, por ejemplo, sea la noche ese instante de paz en el que deba irse a la cama con un libro.

Así mismo, impón reglas para ver la televisión o usar el teléfono celular. Enséñales que el aparto telefónico es un medio de comunicación que, ante todo, nos sirve para estar en contacto, no para distanciarnos.

Siempre que se pueda, llévalos a una librería a comprarles un libro. Ser dueño de sus materiales de lectura les llevará a amarlos y a cuidarlos. Pero, si no puedes comprarlos, llévalos a una biblioteca y, si gustan, los espero en la librería de préstamo gratuito, en Tomatal.

Ya sé que en Iguala no contamos con una biblioteca pública y, aunque me he enterado de que hay un proyecto para reconstruir la de la Alameda, siempre habrá un lugar donde se puedan adquirir libros a bajo costo.

Ningún esfuerzo está de más cuando se quiere buscar un acercamiento con los libros porque: “Los libros se leen, se huelen, se acarician. Son amigos silenciosos con los que se debe establecer una unión única y excepcional. Amigos de placeres y aventuras libertarias.”

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