La verdad, sí.
Por: José I. Delgado Bahena
Mire, le voy a confiar algo: también a mí me parece que les hace falta el buen gusto, o una visión acorde al lugar, a los proyectistas encargados de la remodelación y reconstrucción del Centro Histórico. Bueno, inclusive, con los compañeros del Comité, hay varios puntos en los que coincidimos; ya hemos manifestado, sobre estos trabajos, que nuestra propuesta arquitectónica era otra, algo… no, algo no, mejor dicho: muy diferente a la imagen que nos están dejando.
Aunque debo reconocer, por mi parte, que soy muy tradicionalista, y eso es algo en lo que también coincidimos con mis compañeros, ya que buscábamos una imagen similar a la que teníamos, solo que con otros ornamentos y otra organización comunitaria para una convivencia más armónica. Queríamos, por ejemplo, que se rescataran los pórticos, se adoquinaran las calles, se peatonalizara el primer cuadro… y, aunque se está priorizando al peatón, no es lo que buscábamos. Sin embargo, tal vez ocurra que no estemos acostumbrados a este tipo de arquitectura reconocida en el mundo, y utilizada en diversos lugares del país, llamada “minimalista”.
Dice WIKIPEDIA: “El concepto de la arquitectura minimalista consiste en reducir todo a lo esencial y lograr la simplicidad. La idea no es prescindir completamente de la ornamentación, sino que todas las partes, detalles y uniones se consideren reducidas a un estado en el que no se pueda quitar nada más para mejorar el diseño.
Las consideraciones para las «esencias» son: la luz, la forma, el detalle del material, el espacio, el lugar y la condición humana. Los arquitectos minimalistas no solo consideran las cualidades físicas del edificio, toman en cuenta, también, la dimensión espiritual y lo invisible, escuchando la figura y prestando atención a los detalles, a las personas, al espacio, a la naturaleza y a los materiales, creyendo que esto revela la cualidad abstracta de algo que es invisible y ayuda a la búsqueda de la esencia de esas cualidades, como la luz natural, el cielo, la tierra y el aire. Además, «abren un diálogo» con el entorno para decidir los materiales más esenciales para la construcción y crear relaciones entre los edificios y los lugares.
En la arquitectura minimalista, los elementos de diseño se esfuerzan por transmitir el mensaje de simplicidad. Las formas geométricas básicas, los elementos sin decoración, los materiales simples y las repeticiones de las estructuras representan una sensación de orden y calidad esencial. El movimiento de la luz natural en los edificios revela espacios sencillos y limpios. Los arquitectos minimalistas «escuchan la figura» con humildad, buscando la esencia y la simplicidad redescubriendo las valiosas cualidades de los materiales simples y comunes.
La idea de simplicidad aparece en muchas culturas, especialmente en la cultura tradicional japonesa de la filosofía budista zen.
Los conceptos zen de simplicidad transmiten las ideas de libertad y esencia de la vida. La simplicidad no es solo un valor estético, sino que tiene una percepción moral que indaga en la naturaleza de la verdad y revela las cualidades internas y la esencia de los materiales y objetos.
El principio estético japonés de Ma se refiere al espacio vacío o abierto. Elimina todas las paredes internas innecesarias y abre el espacio. El vacío de la disposición espacial reduce todo a la calidad más esencial. La estética japonesa aprecia la ausencia de elementos innecesarios, atesora una vida en calma y pretende revelar el carácter innato de los materiales.”
Como ve: me puse a investigar para tratar de entender y aceptar el estilo de construcción que, con la propuesta arquitectónica del proyecto que llegaron a imponernos, nos están dejando. Percibo, después de analizar la información, que tratan de acercarnos más a nosotros mismos en un espacio más amplio, más limpio y en armonía con nuestra naturaleza; sin otros distractores visuales que nos alejen del encuentro espiritual con nuestros semejantes.
Lo entiendo, pero sigo creyendo que pudieron, al menos, habernos consultado sobre las especies de plantas que queremos tener en nuestras áreas verdes. No concibo una nopalera en la plancha del monumento, por ejemplo. Pero bueno, ya tendremos la oportunidad, en cuanto nos entreguen la obra, de hacer los ajustes que la misma ciudadanía considere necesarios; mientras tanto, hay que ser pacientes.