Soy tomateco
Por: José I. Delgado Bahena
Soy de aquí, de el Tomatal, de esta gente, nuestra gente…los que somos, los que aquí nacimos y aquí habremos de morir; incluso los que llegaron en la búsqueda de mejores oportunidades y resistieron la inercia migratoria; los que nos fuimos y volvimos, porque aquí está enterrado nuestro ombligo, porque aquí descansan nuestros ancianos, porque aquí conocimos el olor a tierra mojada y regamos con sudor las tierras sembradas de maíz, calabaza, frijol y, sobre todo, del famoso tomate verde, el de cáscara, que le dio nombre al pueblo; los que regresamos porque aquí aprendimos las mejores lecciones de vida y entendimos que aquí nos tocó vivir, y aquí queremos morir.
Y aquí seguimos, contra todo, manteniendo la misma fe y la misma creencia en “Papá Chu”, sin atrevernos a preguntarnos: ¿Por qué seguimos aquí? Comprendiendo que aquí estamos porque amamos esta tierra, a la que aprendimos a respetar y a valorar, porque, cuando estamos lejos, la añoramos y queremos regresar a comer la cochinita, a cargar el huacal del “jarro”, a bailar las puchas, a bajar al tigre, a tiznarnos la cara y “torear” la tortuga…
Nadie duda de que aquí, en este pueblo, hay mucha gente buena, la que saluda, la que respeta, la que sueña con ser médico, arquitecto, futbolista o maestro, sin dejar de calzar huaraches y de ponerse su sombrero.
Podrán cambiar las formas de comunicarnos; pero, todos sabemos que, cuando tañen las campanas de la iglesia, tenemos que dejar nuestros quehaceres para llegar a ver qué se ofrece, en qué podemos ayudar, y recuperar con ello el sentimiento de amistad y de vecindad que no morirán jamás, así como jamás morirán las querencias filiales, y nunca se perderá el orgullo de decir: Soy tomateco.
Y como tomateco, presentamos el cartel “Así somos”” que contiene gran parte de nuestro orgullo de ser de este pueblo que se formó gracias a las migraciones de Yoallan y de Tlaxmalacan, y que tuvo su primer asentamiento en un lugar conocido como Cuadrilla vieja o Tepalcojotes.
Es nuestra historia, la que nos da los cimientos, desde un 23 de diciembre de 1921, cuando se formalizó la fundación del ejido de El Tomatal y se confirma nuestro origen el 9 de agosto de 2024, cuando es publicado, en el Diario oficial de la federación, que El Tomatal quedaba registrado en el Catálogo Nacional de los Pueblos Indígenas.
Pero nuestra historia se escribe y se reescribe día con día. En El Tomatal, nada de lo que está dicho y hecho es definitivo. Las costumbres, las ricas tradiciones, las artesanías, la gastronomía y los ejemplos de los abuelos nos guían.
En el Cartel se presentó ayer, en mi pueblo, se aporta solo una semblanza de lo que somos, y con eso nos basta para que las futuras generaciones tengan la pauta para enriquecer lo que de El Tomatal se escriba en el futuro.
Por ahora nos atuvimos a lo que nos contaron quienes, por sus años vividos, por sus experiencias y por lo que les contaron sus abuelos les da credibilidad y confianza en lo que se registró con un espíritu generoso por dar al pueblo un poco de lo mucho que nos ha dado.
Por eso, agradezco a don Juan Martínez Camarillo, a Ruperto Deloya Orduña, a Humberto Camarillo Reyes, y a quienes hayan contribuido de alguna manera; por ejemplo, el Sr. Carlos Aguirre quien, sin haber nacido aquí, es más tomateco que el clemole, y conserva información de antes, gracias a su suegra, doña Atala Ayala, y además, aportó la foto antigua que ilustra el cartel.
También, para cerrar, agradezco al ex comisario Marco Antonio Rosales Piedragil, quien me apoyó siempre que lo requerí, porque él sí entendió su responsabilidad y el compromiso que, como autoridad, adquirió con la comunidad, sin considerar situaciones personales; así mismo, a mis compañeros del Comité de Representación Indígena y a la telesecundaria “Rubén Mora Gutiérrez”, por el compromiso adquirido con responsabilidad y respeto.
Muchas gracias, desde luego, a quienes pudieron acompañarnos. Fue muy emotivo todo.