Sector 7

Ago 23, 2025

Leer más poesía

Por: José I. Delgado Bahena

Algo que he sostenido siempre, no solo por ser poeta, sino porque lo he advertido en los cambios de conducta que logra la literatura y, en especial, la poesía, es que leer y disfrutar textos poéticos sensibiliza a las personas, y esto, sin duda, por los tiempos que estamos viviendo, es tan necesario como comer o dormir.


En los foros en los que me he presentado incluyo siempre algunos poemas de mi autoría y percibo que mueve emociones y rescata sentimientos que florecen en la piel, en los ojos y los corazones de quienes me escuchan.


Ya lo he comentado en otras columnas, pero lo reitero ahora porque fui invitado a presenciar un recital poético presentado por “alumnos” del declamador Víctor Manuel Mata Pastrana, quien impartió un taller de poesía y declamación en su casa, a dos grupos integrados por niños, jóvenes y adultos.

Tuve la ocasión de compartirles mi experiencia como poeta a los dos grupos y ahí me di cuenta de que la mayoría se habían inscrito atraídos por los versos que ya habían leído y por aprender a declamar como su maestro.


En mi conversación con ellos traté de hacerles ver que más que ser poetas o declamadores, el solo hecho de involucrarse en el arte de la palabra, les daría las herramientas para poder interactuar con mayor desenvoltura en cualquier momento y situación que se les presentara en sus vidas; es decir: la literatura te ayuda a ver con distintos ojos la convivencia con los demás.


Sin embargo, al visualizar en el grupo de niños que, algunos, parecían estar a fuerza, tal vez obligados por sus padres para que hicieran algo durante el receso escolar, se mostraban apáticos, y uno que otro, en cierta medida, hiperactivos o traviesos, me di cuenta de que con ellos la labor sería más ardua.


Efectivamente: había un pequeño, como de ocho años, que no dejaba de hacer preguntas e interrumpía con frecuencia la participación de quien estuviera hablando. Por supuesto, no es malo, solo hay que saber encausar el ánimo del niño y la forma en la que interactúa con los demás.


Con los adultos, desde luego fue diferente. Todos centrados en la razón de estar ahí. Su interés sí era seguir cultivando el gusto por la poesía y mejorar sus formar de declamar. Al menos dos ya me conocían y una chica me dijo que había oído hablar de mí, lo que facilitó la conversación sobre el tema y les leí algunos de mis textos poéticos.


El declamador, el Peque, como le decimos quienes lo conocemos y lo estimamos, tuvo a bien invitarme al recital que ofrecerían en el Museo de la Bandera como cierre del taller. Agradecí la invitación y me di el tiempo para acompañarlos en esa tarde cálida, tanto por el clima que impera en Iguala, como la calidez del público que acompañó a los participantes.


Fue muy agradable constatar el resultado obtenido por Víctor en tan solo seis sesiones de trabajo que tuvieron. Los niños con textos cortos, emocionaron al auditorio por su ternura en la interpretación de poemas de autores conocidos como Catalina Pastrana, Mario Vergara, Marlenis Ocampo y, en especial, el jovencito Sebastián Herrera Reyes quien declamó un poema de mi autoría: “Mi madre es una reina”, que viene en mi libro “Los negros pájaros del silencio” y que hizo que vibraran mi sangre, mi piel y los recuerdos de mi madre, al punto de casi soltar unas lágrimas con un nudo en la garganta. La verdad, la interpretación que hizo emocionó al auditorio y yo quedé muy agradecido con él; lo grabé aparte y compartí el video en mi perfil del Facebook , lo que le hizo recibir muchas felicitaciones.

Pues, bueno, insisto que estas emociones nos hace vivir cualquier rama del arte. Ojalá los padres entendieran que acercar a la literatura, a la música, a la pintura, etc, a los niños y jóvenes, nos dará la garantía de tener mejores seres humanos que los lleve a ser solidarios, compasivos, atentos, responsables y convivir en armonía con los demás.


Me despido felicitando al declamador Víctor Manuel Mata Pastrana, por la iniciativa, y a los participantes, por hacer que la palabra floreciera en los versos que ellos compartieron.