Honor a un poeta
Por: José I. Delgado Bahena
A ver: seguramente usted ha escuchado alguna vez, aunque sea por casualidad, estos versos: “Feria de luz y alegría,/ morena feria de amor,/ morena por tu color,/ morena porque eres mía./ De tu boca de sandía/ voy a beberme el sabor,/ que me matan de calor/ tus ojos de medio día./ En tu canto de sirena,/ tu espíritu aventurero/ tiene encendido un lucero/ para disipar la pena/ en esta noche serena/ del estado de Guerrero.” Tal vez, también sepa que se titula “Canto criollo” y alude a nuestro estado: ciudades representativas y algunas tradiciones, así como a su gente; pero, seguramente, como a mí me pasó, no sabe quién es el autor.
Es normal. Por ejemplo, podríamos hablar de canciones populares y sabríamos quiénes las cantan o las hicieron famosas, pero no podríamos mencionar quién las escribió. Algunas sí, claro, pero no muchas, a menos que se trate de un cantautor, como es el caso de José Alfredo Jiménez.
Pues bien, regresando al poema en mención, le comento que fui invitado a asistir a la ceremonia de clausura de cursos de la escuela telesecundaria de mi pueblo, El Tomatal, y con mucho gusto agradecí la invitación por parte de los maestros que ahí trabajan. Entonces, como para corresponderles, me propuse escribir un poema dedicado a la escuela; desde luego, lo primero que hice fue investigar quién fue Rubén Mora Gutiérrez, que es el nombre que lleva la institución y resulta que es, precisamente, el autor de “Canto criollo” y muchos otros poemas en los que proyecta su gran pasión por la poesía y, sobre todo, su amor por nuestro estado de Guerrero. De él, el licenciado y poeta Juan Pablo Leyva y Córdova dijo: “Rubén Mora es el Ave Cantora de Guerrero. Costeño franco y sin reservas de gracia cuautepeca y verso sin cojeras. Inclinó siempre, con la delicada pero incontrastable fuerza del girasol, su arco y su lira a la tierra guerrerense, y al hacerlo, brotó de su armoniosa voz la denuncia del cruel sufrimiento, del hambre, de la tragedia, del dramatismo rural de su amado pueblo de Guerrero… Sus poemas describen el paisaje, las costumbres, las expresiones vernáculas, el amor, el patriotismo, en fin, versos descriptivos que expresan el sentir del costeño en sus propias palabras.”
Definitivamente, me sentí sorprendido, y agradecido, de que se le haya puesto el nombre de un poeta a la escuela. En mi pueblo hay, también, una escuela primaria y se llama “Ignacio Manuel Altamirano”, imagínense el gusto que me dio.
No sé de quién haya sido la idea del nombre, pero supongo que de la maestra Hortencia Guadalupe Parra Villalobos, quien realizó todas las gestiones para la fundación de esta escuela telesecundaria, allá por 1993; es decir: tiene 32 años de haber sido creada, siendo su primer director el profesor Artemio Alarcón Benítez. Sinceramente, me dio mucho gusto constatar que los padres de familia le tienen confianza a este tipo de enseñanza, pues de esta escuela han egresado muchos alumnos que ahora son profesionistas. Como dato, les comparto que esta generación, del 2025, tuvo 37 egresados y la matrícula se sostiene en buenos números.
Lo único que falta es que se concluyan sus nuevas instalaciones. Se tiene la promesa de una diputada de que hará las gestiones para que eso suceda muy pronto y se terminen las nuevas aulas en los terrenos que son, precisamente, de la telesecundaria.
Por favor, permítanme compartirles los primeros versos del poema que le escribí a la escuela, el cual lo hice con la misma estructura que Rubén Mora usó en su “Canto criollo”.
Le titulé: Escuela Telesecundaria “Rubén Mora Gutiérrez”.
“En mi pueblo El Tomatal,/ una escuela se engalana/, con letras de filigrana/ de un poeta inmortal./ Sus poemas sin igual/ le dejaron ganar fama,/ Rubén Mora, él se llama,/ y es personaje estatal./ Es la telesecundaria/ de este bonito lugar,/ aquí vienen a estudiar/ las materias necesarias/ que de forma extraordinaria/ los maestros saben dar.”
Que sigan los éxitos, maestros. Felicidades por tan bonita ceremonia de fin de cursos.