Sector 7

Feb 22, 2025

La feria de la feria

Por: José I. Delgado Bahena

Hace unos días, mi amigo Gilberto Salgado compartió una fábula titulada “La deuda de la prostituta”, que va más o menos así:

“Un millonario llegó al hotel de un pueblo con la intención de hospedarse ahí. Al estar en la recepción, solicitó permiso para revisar la habitación que le ofrecían, pero dejó en prenda, sobre el mostrador, un billete de quinientos pesos. Al subir el millonario al piso donde se ubicaba la habitación, el empleado tomó el billete y corrió a la carnicería del pueblo a pagar una deuda de quinientos pesos que tenía con el carnicero; este, al tener el billete, salió en busca del herrero, a quien le debía unos ganchos para colgar su carne; le debía más, pero le dejó como anticipo el billete; el herrero, de inmediato salió en busca de la prostituta a la que le debía los últimos favores que le había hecho y le dejó el billete. Por supuesto, la prostituta también tenía deudas, pues así se titula el cuento, así que corrió con el administrador del hotel para pagarle los días en que le había fiado el servicio de un cuarto para cumplir con su oficio, y le dejó el billete de quinientos pesos sobre el mostrador. Cuando el millonario bajó a la administración, le dijo al hombre del mostrador que no le satisfacía la habitación, de manera que tomó su billete y salió del hotel”.

Al escuchar la narración de Gilberto, me quedé pensando en el misterio de la deuda, que, gracias al préstamo del billete, había sido saldada por todos los deudores. La conclusión fue muy romántica, porque me deja con pajaritos volando sobre la frente: lo que das, se te regresa.


Sinceramente, no me queda muy claro quién pierde y quién gana, o cómo se resuelve; pero esta historia me llevó a emparejarla con una respuesta que dio hace poco el presidente municipal de Iguala cuando le preguntaron en qué se emplearía el recurso que quedara como ganancia de la feria de la bandera. Él respondió que en la misma feria. Enseguida explicó que lo invertirán en mejores condiciones de las instalaciones, como poner adoquinado, para que ya no haya mucho polvo.

Por eso le titulé a la columna de hoy, La feria de la feria, porque aludo al dinero que quedará en la misma feria y seguirá siendo un misterio sobre quién ganará con la feria que salga.
Lo comento porque, al ver que, a pesar de la atmósfera que se creó en días previos a la festividad dedicada a nuestro lábaro patrio, la gente está llegando en grandes cantidades a las actividades que ahí se realizan; bueno, con excepción de los eventos culturales de la Aldea Yohallan, donde solo algunos cuates asisten a ver a los artistas igualtecos.
También me hizo pensar que hace algunos años, cuando se pretendía cobrar la entrada a la feria, propuse, en esta columna, que sí se cobrara, aunque sea un peso por persona, pero que se diera la oportunidad de que, al menos por día, se permitiera a cada comunidad de Iguala que cobrara, y que el dinero se aplicara en mejoras para la misma comunidad.
No se llevó a cabo. Pero lo hice porque siempre es muy gris la forma en que se manejan los recursos que quedan y con el paso del tiempo se olvida en qué se aplicaron.
Pero, bueno, ojalá que todo salga bien, con respecto a la inseguridad. Nunca debemos desear que algo salga mal, menos en este tema, por el bien de todos.
Lo único malo es que todo está muy caro. Saldrá una buena cantidad de dinero, pero a todo le subieron mucho. Por ejemplo, hace dos años que hubo feria, el estacionamiento estaba en 50 o 60 pesos. He ido un día, pero tuve que pagar 100 pesos de estacionamiento. Los baños, que costaban 5 pesos, ahora están en 10. Es de lo que puedo hablar porque, además, ni para quejarse de las ricas micheladas, ahí sí, cada quién.
Bueno, arriba comenté sobre la poca asistencia a los eventos culturales. Fui a la presentación del libro de mi amigo Luis Luna: “Pasión y muerte de los cuatro padres de la patria”, y pues estuvimos los mismos de siempre: pocos pero efectivos. No, perdón: también estuvieron los regidores, esas personas que se aparecen solo cuando tienen cargo y quieren aparentar que están trabajando por quienes pagamos sus exagerados salarios.
En fin: creo que hace falta trabajo de difusión e invitación a los diferentes sectores de la sociedad, sobre todo a escuelas, para que manden a sus alumnos, como tarea, aunque sea.

Comparte en: