Servicios AINI
Ciudad de México, Noviembre 14.- Los alimentos ultraprocesados son el tema de la salud por una razón: están por todas partes, saben increíblemente bien y se consumen de manera masiva en el mundo.
Pero más allá de su conveniencia, la ciencia está analizando cómo estos productos industriales, cargados de grasas, azúcares y aditivos, impactan tu cerebro y tu dieta.
Existe la preocupación generalizada de que estos productos puedan ser tan adictivos, impulsando sin control el aumento de peso y el desarrollo de enfermedades crónicas como la obesidad y la diabetes.
Entender la química detrás del placer es el primer paso para tomar control de tu salud alimentaria.
¿Por qué los alimentos ultraprocesados saben tan ricos?
Que los alimentos ultraprocesados te atraigan tanto no es un accidente, sino una sofisticada ingeniería industrial diseñada para maximizar el placer sensorial.
Son fórmulas creadas a base de sustancias extraídas de alimentos a las que se añaden aditivos como colorantes, saborizantes y conservantes para imitar a los alimentos naturales.
La ciencia detrás de este sabor irresistible es una trampa para tus sentidos, de acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y un estudio publicado en la revista Cells:
Ingredientes no tradicionales: Se elaboran con sustancias que no usas al cocinar, como aceites hidrogenados o almidones modificados, que mejoran la textura y la durabilidad.
Aditivos potenciadores: Contienen aditivos diseñados para acentuar y potenciar sus cualidades sensoriales, incluyendo el color, la textura y, por supuesto, el sabor.
La combinación irresistible: A menudo, combinan altos niveles de grasa y azúcar, una mezcla altamente placentera que es difícil de encontrar en los alimentos naturales y que tu cerebro ama.
Sabotaje de la saciedad: Ingredientes como los azúcares y el glutamato monosódico afectan los mecanismos que tiene tu sistema digestivo y cerebro para señalar que ya estás satisfecho. Este «sabotaje» provoca que sientas el deseo de seguir comiendo, dificultando el control de tu apetito.
¿Los alimentos ultraprocesados son adictivos?
La discusión sobre la adicción a los alimentos ultraprocesados es compleja. Si bien se sugiere que estos alimentos inducen respuestas de dopamina (la hormona de la felicidad) similares a las drogas ilícitas, la ciencia matiza esta afirmación, aunque reconoce la problemática de su consumo compulsivo.
Esto es lo que dice la ciencia al respecto, según el estudio de Cells y otra investigación publicada en Current Obesity Reports:
La prevalencia de la adicción a los alimentos ultraprocesados se estima en un 14% de los adultos y un 15% de los jóvenes a nivel mundial. Estas cifras son comparables a los trastornos por el uso de sustancias legales, como el alcohol.
Los estudios demuestran que quienes experimentan una mayor liberación de dopamina califican el producto como más agradable, sienten más hambre y expresan un deseo mayor de querer más.
En promedio, la respuesta de la hormona de la felicidad tras ingerir esta comida es más pequeña que la provocada por muchas drogas adictivas, aunque podría ser comparable a la respuesta de la nicotina. La adicción no es igual para todos.
Las personas que intentan reducir el consumo de alimentos ultraprocesados reportan dolores de cabeza, fatiga e irritabilidad, que son similares a los reportados por la abstinencia a la nicotina.
¿Cómo evitar daños por alimentos ultraprocesados?
El consumo frecuente de ultraprocesados, cargados de azúcares, grasas saturadas y sodio, se relaciona con serios problemas de salud, desde la obesidad y altos niveles de colesterol malo hasta el riesgo de padecer diabetes tipo 2.
Para proteger tu salud y mitigar estos riesgos, concéntrate en tomar decisiones alimentarias sencillas e informadas, como sugiere la Secretaría de Salud (Ssa):
Elige alimentos frescos: Prioriza los productos naturales disponibles en tu mercado local. Suelen ser más nutritivos, más económicos y, sobre todo, no tienen los aditivos engañosos.
Reemplaza los productos industriales por comidas tradicionales y caseras. Este cambio ha demostrado mejorar significativamente la calidad de tu dieta a largo plazo.
Limita el consumo de alimentos ultraprocesados: Los refrescos, jugos, pasteles, cereales endulzados y frituras deben consumirse con mucha moderación, ya que son los más comunes y los más problemáticos en tu dieta.
Presta atención al etiquetado: Lee el etiquetado frontal de los productos. Cuantos más sellos de advertencia tenga un producto (exceso de sodio, azúcar, calorías), mayor es el riesgo que representa para tu salud.
Aumenta la fibra y la hidratación: Incluye más cereales enteros e integrales en tus comidas. Prioriza beber agua simple para hidratarte en lugar de jugos o refrescos azucarados.
La dificultad para controlar la ingesta de alimentos ultraprocesados radica en que están diseñados para ser irresistibles y eludir tus señales internas de saciedad.
Priorizar ingredientes frescos y naturales no es solo una elección dietética, sino un acto de prevención que refuerza tu salud a largo plazo.
