Por: Rafael Domínguez Rueda

          -No podemos volvernos a equivocar.  

El pasado lunes la ciudad de Iguala perdió a un gran maestro, notable orador, magnífico poeta e incansable promotor cultural. Pilar del Festival Cultural Yohuala. Pedro Santana Padilla. Yo perdí a un gran amigo.

Yo, candoroso de mí, cabalgando en ilusiones, me había propuesto no hablar de política, porque deja muchos sinsabores. Sin embargo, hace seis años, cuando Andrés Manuel López Obrador se lanzó por tercera vez como candidato presidencial, decidí alzar la voz, pues me costaba trabajo creer que tantos millones de mexicanos hayan votado por un hombre que quemó refinerías en Tabasco en 1988; tomó Reforma en 2006; se hizo nombrar presidente legítimo en el Zócalo.

Y pensé, cuánta razón tenía Antonio Solá al asegurar que “AMLO era un peligro para México. Y en efecto lo es. En seis años graves daños causó a nuestro país. El juicio de la historia lo registrará como el peor presidente  que ha tenido México.

Legalmente no creo que gane Claudia Sheinbaun la presidencia, porque de quedarse México estará perdido como Cuba y Venezuela. Sheinbaun va a hacerle mayores daños a México, porque ella va a llevar a la práctica la verdadera 4T, imponiendo una nueva Constitución contraria a la libertad individual,  antidemocrática e impulsadora del dogma del comunismo, cuyo radicalismo hace de esa ideología un sistema ya anacrónico.

Su formación estatista, atea y sin principios ni valores morales harán que incurra en excesos como los de AMLO y. desde luego, tendrá el mismo desdén por las leyes, las tradiciones y las costumbres de los mexicanos.

Insisto, como lo aventuré hace 6 años, López Obrador resultó un peligro para México. Ahora Claudia constituye un riesgo para la libertad, para nuestras creencias, para nuestro patrimonio, para el progreso y para la democracia. Con ella se acabarán las relaciones con Canadá y con Estados Unidos y nuestra industria vendrá a menos. Las relaciones con Cuba y Venezuela se estrecharían. Nuestro sistema de salud, educación y cultura seguirían por los suelos.

Pienso que si AMLO de un sombrero sacó un conejo, un aeropuerto, una refinería, un tren, etc, etc. Bienes que no producen. Claudia bien podrá agrandar la lista con el aprovechamiento de la familia real, de la que no puede prescindir.

Ahora bien, el próximo 2 de junio podremos salir a votar por los candidatos a más de 20 mil cargos públicos. Los de mayor consecuencia son: presidencia de la república, jefatura de la ciudad de México y Congreso de la Unión.

Cuatro cosas negras le esperan a la oposición y a su candidata: 1. Muchos candidatos han sido asesinados; por lo menos 70. 2. Nada más en Guerrero, cerca de 500 candidatos han renunciado a sus aspiraciones. 3. Los topos del gobierno en el INE le filtren  a Morena las casillas donde hará el muestreo para dar a conocer la tendencia a las 11 de la noche del domingo, como lo denunció Ebrard. Y 4. El albazo de la presidenta del INE, al dar a conocer “tendencias irreversibles” en favor de Claudia, sin el aval de la totalidad de consejeras y consejeros del Instituto.

Aunque parezca increíble, lo antes descrito, la extorsión de los funcionarios de gobierno a cerca de 60 millones de personas que reciben dineros de los “programas sociales”, la compra de votos, más la intervención reiterada e inconstitucional del presidente en la contienda, son parte el fraude orquestado.

Nuestra frágil democracia tiene 40 años. Se puede considerar incipiente, pues por cuestiones de tiempo y de partidos no se ha afianzado ni ha alcanzado un nivel de desarrollo, por lo que deberíamos cuidarla, pues merece llegar al futuro.

Creo que, la mayoría de los mexicanos queremos un país en donde vivir en paz; que podamos recorrer sin miedo al crimen, al secuestro, a la extorsión, el robo. Un país en el que la economía se refleje en el bolsillo de los ciudadanos; en donde los “ninis” no cobren más que los médicos, ni los “servidores de la nación” ganen bien sólo por hacer labor proselitista. O que, a cambio de incrementar el salario mínimo, se duplique la inflación y se disminuyan los empleos. Un país en el que el sistema de salud cuente con campañas de salud, medicamentos, tratamientos contra el cáncer y Seguro Popular.

Un país en el que acabe con la pobreza y se paguen salarios justos. Un país en el que no se adoctrine, sino se ofrezca educación de calidad. Un país en el que no haya mexicanos de primera o de segunda, ni de liberales y conservadores. Un país de leyes, de instituciones, de división de poderes, de libertad de creencias. Un país sin odios, sin divisiones, sin engaños, sin mentiras.

Pero, es mi voz, sólo mi voz, una voz que pasa desapercibida, pero que piensa que la hora ya llegó, que ya es el tiempo de avisar que nuestra próxima Presidenta no debe ser sultán, ni reina, ni emperadora, que ya es la hora de decidir con razón y con razones lo que por sangre y razón es auténtica y viene de nuestras raíces.

Es, sin embargo, la última alerta para que no se siga hundiendo México. Allí está la realidad, más allá de las mentiras de Morena, más allá de las amenazas y los dogmas, más allá de tanto engaño. El tiempo es un duende de papel, es un tic toc que avisa a tiempo. A mi me parece que aquel lobo con piel de oveja con aullidos estentóreos, hasta ahí llegó. Por eso, es tiempo de no volvernos a equivocar como hace seis años.

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