Por: Rafael Domínguez Rueda


-UN BUEN GOBIERNO.


A la discreta grandeza del Mtro. Carlos Espinosa Marchán, reconocido una vez más por la International Aerospace Academy. ¡Felicidades!


Seguidores de esta columna me piden aborde el tema de las campañas que los candidatos de Iguala están llevando a cabo. Lo hice hace 15 días. Ahora lo retomo. Aunque de poco va a servir, pues en estos tiempos no hay políticos que se preocupen por hacer las cosas bien. Creen que todo lo saben, por un lado y por otro, hay quienes les imponen línea. En concreto, en las campañas de los tres candidatos a la presidencia municipal de Iguala no hay visión clara de Municipio.

Por la manera cómo evolucionan las campañas para la presidencia municipal y a 18 días de las elecciones, pareciera que lo que tendremos en los próximos tres años será más de lo mismo, con un estilo personal de gobernar. Esto significa estancamiento de los niveles de calidad de vida de los ciudadanos y avanzar en el retroceso de la Ciudad de la que han borrado su identidad.


Muchos mítines y adhesiones. Compra de votos al por mayor. Acarreos. Se escuchan propuestas: algunas obvias, otras redundantes, no faltan las populistas y muchas absurdas. Aseguran que con apoyo de legisladores van a realizar obras. Alguien me podrá decir que senador o diputado ha logrado algo para Iguala. No faltará quien me dé un nombre; sólo vendría a confirmar aquello de que la excepción confirma la regla. Afirman que tan pronto sean ungidos harán esto, aquello y lo otro; cono si fueran a recibir una varita mágica con la que van a resolver todos los problemas.


Los candidatos, independientemente de su conducta, desempeño y visión, que se debe tomar en cuenta, podrán tener voluntad, deseos y ganas para pensar que hará un buen gobierno; sin embargo, eso es lo mínimo. Es necesario revestirse de dignidad y crear condiciones que repercutan en un bienestar general de la población. Condiciones como rodearse de funcionarios con conocimientos y experiencia; ediles comprometidos con darle imagen y proyección a la Ciudad; e involucrar a ciudadanos representativos que aporten lo mejor de ellos para darle realce a la vida social, cultural y económica de Iguala. Lo que veo difícil.

Más bien, me doy cuenta que hoy la política está más prostituida que nunca. Es triste saber que, las candidaturas se venden, los puestos se otorgan a familiares o similares, y se nombra a recomendados o gente que les imponen.


Y no nada más yo lo digo. El pasado domingo, en primera plana, EL UNIVERSAL, publicó: “En Guerrero el poder es cosa de familias, pues lo han convertido en un derecho hereditario. Hay políticos que pasan el cargo a esposa, hijo, hijas…” Por eso tenemos secretarios que no se saben expresarse, que están ahí por ser activistas, que no tiene idea de lo que deben hacer.


El Gobierno Federal y organismos internacionales cuentan con programas que es necesario conocer y luego saber gestionar para poder ser beneficiados de esos recursos públicos. Por desgracia, desde hace más de 15 años, Iguala de los 200 programas federales, se ha aprovechado apenas del 15% de esas partidas.


Igualmente nuestros candidatos dicen que van a hacer labor política ante los gobiernos federal y estatal para lograr el aumento presupuestal. Ese es un error, porque ese no es el camino. Para elevar el techo financiero hay que saber manejar las finanzas, cómo incrementar los ingresos sin aumentar impuestos y derechos. Un área clave es Ejecución, pero desde hace más de 50 años dicha oficina es casi una nulidad.
El desconocimiento ha llegado a tal grado que muchos recursos se destinan a colonias irregulares. Eso lo hacen como “estrategia política”, pues ayudando a los pobres se va a la segura Esos recursos públicos los debía erogar el fraccionador al que no le exigen; y por otra parte, vienen a disminuir el techo financiero.


Decía al principio que los candidatos no tienen visión clara de Iguala. Es necesario saber qué somos como Ciudad, qué tenemos, qué nos falta para tener Calidad de Vida, con qué contamos como sociedad y cuál o cuáles son nuestras principales actividades económicas, porque no nada más se trata de pavimentar calles, dotar de agua potable a la población, tampoco rehabilitar el alumbrado público, sino de lograr que, en todo el municipio, los ciudadanos, por un lado gocen de Calidad de Vida y, por otro, cuenten con una norma que regule y fomente nuestras principales actividades económicas. A la fecha, no la hay.


No se goza, porque desconocen los mecanismos que se deben aplicar para lograr una buena Calidad de Vida. Cuando se haga ésto, y sólo entonces, tendremos UN BUEN GOBIERNO.

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