-1er. Aniversario luctuoso de René Juárez

Por: Rafael Domínguez Rueda

Ayer, martes 26 de julio, familiares, amigos, excolaboradores y paisanos del Lic. René Juárez Cisneros, organizaron un acto luctuoso, con motivo de celebrarse el primer aniversario de su fallecimiento. Un evento que resultó extraordinario por el número de asistentes y lo emotivo de las participaciones.

En esta ocasión no voy a narrar el evento, sino que voy a hablar del hombre cabal, que tuvo las cualidades del maestro, los aciertos del estadista, la autenticidad de un líder, el ímpetu de la juventud que estuvo en él y también ese trato generoso, ese sentido de amigabilidad, esa palabra que encierra la simpatía humana y que se llama don de gentes que muy pocos políticos han tenido como René Juárez Cisneros.

Ayer, allí, en la explanada del Comité Directivo Estatal del PRI, con miles de ciudadanos, estuvimos rodeando a nuestro amigo de la juventud, a nuestro compañero de trabajo en la SCT, a nuestro Jefe en el Ayuntamiento de Acapulco; sí, allí lo estuvieron rodeando cientos de priistas, un pueblo compacto, pero fuera de ese ámbito está el recuero de él, escrito definitivamente en la historia de México, porque no sólo fue presidente municipal de Acapulco y Gobernador del estado de Guerrero, sino también presidente del Comité Directivo Nacional del PRI.

Llegó a la presidencia municipal de Acapulco superando a dos fuertes rivales del PRI; logró la gubernatura del estado de Guerrero, primero, contendiendo con otros seis aspirantes de su partido y luego frente a un candidato popular, actualmente senador; y a presidir a su partido a nivel nacional, cuando éste casi estaba en la lona –y me interesa subrayar esto-, decía, llegó no con una enorme popularidad, no con una cauda luminosa de partidarios, sino con un entusiasmo desbordante, con una energía vigorosa, con una determinación inquebrantable y con la confianza plena de superar lo perdido, y sólo bastó que Juárez Cisneros hablara con claridad, bastó que se presentara ante las masas y les recordara que él venía desde abajo, que él era una gente del pueblo, para que inmediatamente México, mi México, tan noble, tan intuitivo, tan generoso, lo apoyara totalmente.

Y así pudimos verlo de lejos y de cerca, en su despacho o en su casa, caminar como un ciudadano cualquiera sin guardaespaldas, sin guardias que lo rodearan. Así es como iba a los actos y a los espectáculos y muchas veces a los juegos, como un ciudadano cualquiera aplaudiendo a sus favoritos. Esto es Juárez Cisneros, encarnó definitivamente al político demócrata que sólo confía y sólo se entrega a la gente a la que ama.

Fue su juventud, como la juventud de toda nuestra generación 40-50, fue su juventud laboriosa, batalladora, interesada en la superación, no sólo estudiábamos, sino teníamos que trabajar para poder educarnos y Juárez Cisneros fue indiscutiblemente uno de los raros políticos que nunca dejaron de prepararse, que nunca dejaron de estudiar, que nunca dejaron de leer, que nunca dejaron de abrir el alma a toda la luz de la inquietud humana, hasta llegar a conquistar lo que se propone; el humanista cabal, el hombre que sale del pueblo igual que el pueblo.

Fue elocuente, en el más amplio y cabal sentido de la palabra; hablaba para convencer y hablaba para conmover; su bien timbrada voz, su ademán rotundo, su simpatía humana, la emoción a flor de piel, todo esto hizo que lograra escalar hasta donde llegó. Y esto fue Juárez Cisneros, antorcha que iluminó la senda de un pueblo adormido.

Juárez Cisneros le dio a la política no sólo de Guerrero, sino también de México, un cariz de tesón, un cariz de inteligencia suprema, un cariz de conciencia patriótica.

Él fue un político sencillo, perseverante, tenaz, lleno de la solidaridad que el pueblo tiene y lleno de la sencillez que el pueblo ama.

René Juárez Cisneros, más de un millar de ciudadanos acudió a tu homenaje, ello quiere decir que no sólo por la explanada del PRI, sino por todo Guerrero está también tu presencia y tu voz cálida y profética, vibrante y sonora.

Y como no podemos saber qué hay después de la muerte, René, maestro, amigo, líder y guía para muchos de nosotros, piensa que has dejado un grupo de hombres, de mujeres atribulados todos, que deseamos para ti que allá en ese infinito eterno, misterioso, sin regreso, descanses, descanses en paz.

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