-Los libros de texto no contribuyen al proceso educativo.
Por: Rafael Domínguez Rueda
En el transcurso de las últimas semanas, el tema de discusión nacional se ha centrado en los nuevos libros de texto gratuito (LTG) que la Secretaría de Educación Pública (SEP) debió entregar el pasado lunes 28, a los estudiantes de primaria y secundaria, para el ciclo escolar 2023-2024, a lo largo y ancho del territorio nacional mexicano.
La verdad es que: 1. En muchas escuelas no se entregaron los textos; 2. Podemos asegurar que, la totalidad de los profesores en activo, sólo conocen superficialmente los libros; 3. Los profesores no fueron capacitados para usarlos; 4. Los libros no cumplen el objetivo de un texto: aportar el referente adecuado al proceso educativo; y 5. Como todos los proyectos de la 4T, la nueva escuela mexicana, no tiene pies ni cabeza.
Por todo esto, vuelvo a retomar el tema, pues, si de por sí andamos mal en educación, con este cambio, el gobierno sólo pretende tener sumidos en la ignorancia a millones de mexicanos.
Como en toda polémica, parto de la premisa de que, los nuevos materiales didácticos para los alumnos de educación básica, no sólo tienen infinidad de errores ortográficos, de redacción, de fechas y contenidos, sino, además, no se elaboraron con base en la normatividad y, sobre todo, no cumplen el objetivo de un texto, ofrecer educación de calidad.
Ahora paso a explicar mi proposición. La educación se propone contribuir al desarrollo de cada niño desde la edad preescolar (3-5 años), durante la primaria (6-11 años) y hasta la secundaria (12-15 años). Por su parte, profesores y padres de familia deben procurar y vigilar que cada niña o niño tengan un desarrollo adecuado en lo mental, en lo físico y en lo emocional.
En otras palabras, los alumnos deben acceder al conocimiento de manera ordenada, puntual y armoniosa, de acuerdo a cada una de las etapas de desarrollo. Por lo que nos desconcierta la decisión de la SEP de imponer el método de proyectos de manera similar en todos los grados escolares.
De hecho, un proyecto es una investigación. Se han puesto a pensar si un pequeño de seis años puede saber de investigación cuando apenas comienza sus estudios y todavía no domina la lengua.
El primer paso de la educación debe ser la niña y el niño. El niño es un ser humano único, original e irrepetible, que debe desarrollarse en un ambiente propicio. Pero sucede que los libros de texto ignoran la figura del niño como individuo.
Y es que los libros están encaminados al aprendizaje comunitario. En las conferencias vespertinas organizadas por la SEP, los autores de los libros se pronunciaron por el aprendizaje en colectivo. “Se aprende en la interacción”, dijo uno; “se aprende en familia, comentó otro; “se aprende en comunidad”, insistió uno más.
Claro que se aprende en grupo; pero, el aprendizaje tiene una dimensión individual; tan es así que unos obtienen 10 y otros 6 de calificación. El aprendizaje es obra de una mente, de un cerebro, por eso tenemos genios. El aprendizaje es el proceso mediante el cual el ser humano adquiere aquellos conocimientos, habilidades, destrezas, conductas o valores necesarios para su desarrollo personal. Por eso la escuela durante siglos ha fomentado el estudio individual.
Si bien el aprendizaje grupal es bueno; sin embargo, no es conveniente, ya que muchas veces las sesiones de estudio son ineficaces, pues no faltan compañeros que “chotean” el tema o introducen conversaciones a la sesión; los ritmos de aprendizaje son diferentes, entonces al calificar, si califican igual malo, si califican diferente malo; y uno de los mayores inconvenientes del aprendizaje en grupo es que es muy fácil volverse adicto a la práctica. Es este caso, no se pueden concentrar o se atienen a que otros hagan el trabajo y lo peor, no resuelven problemas sin la ayuda de los compañeros.
En suma, los proyectos que presenta cada libro tratan al niño como un adulto. Ni el diseño de los libros, ni el lenguaje, ni la información, ni los contenidos corresponden a la edad de los niños de primaria; exponen temas excesivamente complejos; se encarga a los alumnos tareas que no fácilmente pueden realizar. No se utiliza un lenguaje pedagógico, sino una terminología seria, solemne, expresión de adulto.
Una decisión muy respetable es que se haya convocado a profesores en activo para participar voluntariamente, es decir, sin pago alguno, en la redacción de libros de texto, desde luego esto trajo mucha satisfacción a los autores, pero no en las exigencias y requisitos que deben cubrir quien elabora libros de texto.
A propósito, una maestra con absoluta ingenuidad comentó durante una de las conferencias vespertinas que cuando participó en la elaboración del contenido de una los LTG no tenía idea de cómo desarrollar el proyecto.
Y es que un autor de libros de texto debe poseer una sólida cultural general, estar familiarizado con las teorías del desarrollo humano, conocer diversas pedagogías y tener habilidades literarias. Lo que evidentemente los autores no cumplieron con estos requisitos.
En conclusión: todos los libros de texto deben cumplir con la normatividad y ofrecer una educación de calidad; como los nuevos libros de texto no cumplieron con los lineamientos y no ofrecen educación de calidad, luego entonces no son aptos para ser usados.
El hecho real es que los libros de texto son baja calidad, tienen numerosos errores y defectos, contenidos distorsionados, así como de redacción e ilustración. Y, sobre todo, los contenidos político-partidarios muestran aquí y allá la lealtad de los autores con las causas ideológicas del gobierno en turno, con el presidente a quien endiosan y con la hasta ahora desconocida 4T.