-Autores y actores.

Por: Rafael Domínguez Rueda

Me sorprendió la semana pasada que mi médico ortopedista me haya dicho; “escribe buenas anécdotas”. Efectivamente hablo de vivencias. Pero, ahora, debido a que Diario 21 sólo aparece en forma digital, voy a perder lectores.

Ustedes saben bien, queridos lectores, que yo no vivo de escribir, sino, más bien, para escribir vivo. Me explico: no vivo de escribir, porque no me pagan por escribir. A cambio recibo bonitos comentarios y me dispensan agradables atenciones. Y, si para escribir vivo es porque este hobby lo tengo desde la niñez.

El pasado 25 de mayo, con motivo del homenaje que la Sociedad Mexicana de Geografía le rindió al escritor Juan Sánchez Andraca; éste, mi compañero de banca en la escuela, al agradecer la distinción, empezó diciendo; “Hace 72 años, en 1952, Rafael Domínguez Rueda, enorme igualteco, y yo, nos propusimos a escribir juntos lo que sería nuestra primera obra literaria. Teníamos 12 años de edad. Fue una obra de teatro que pusimos en escena. Fuimos autores y actores. A nuestros, casi 85 años, parecemos de 20 por nuestros anhelos, propósitos y acciones”.

Como ven, no soy de ahorita. Desde siempre, procuro compartir algo de lo que he leído y mucho de lo que he vivido, pues la universidad de la vida me ha enseñado a dar lo mejor de mí mismo.

Decir esto no es presunción ni grandilocuencia: lo digo con la simpleza del albañil que diría, si se lo preguntaran, que vive para poner ladrillos. Colocar ladrillos es un arte. Acá en Iguala, había un albañil de apellido Martínez. Vivía en la calle de Matamoros. Le decían EL RAYO, porque pegaba mil ladrillos al día; había dos peones que le preparaban la mezcla, porque un ayudante no era suficiente. La diferencia entre él y yo es que sus ladrillos van a durar más que mis escritos.

Unos lectores me sugieren no hablar de política, porque los tiempos no están para bollos. Otros, en cambio, me piden que opine sobre lo que está pasando y no ha faltado quien me inquiera ¿Por qué el Comité Ciudadano se mueve como la veleta; el Comité Social se empeña en trabajar como chusma y el Cuarto Poder lo ha anulado la 4T? Procuro complacer a mis seguidores, aunque a veces me tardo un poco.

Aparte del de escritor otros trabajos profesionales he ocupado: dos años me desempeñé como Contador en Acapulco; durante cinco años fui maestro en Iguala; cinco años administrativo en Iguala y CDMX; 22 años de auditor de la Federación; 6 años de Contralor; 3 de Recaudador en Acapulco y seis años de Tesorero en la SEG, entre otros cargos.

Todos esos trabajos siempre me gustaron, de modo que los desempeñaba con gusto. Rectitud y honestidad. Lo que me valió estar cerca de gobernadores y ejecutivos federales; pero, sobre todo, ganarme el respeto y el aprecio de mucha gente.

Así que he sido un privilegiado, un afortunado de la mano de Dios, entre tantos que cada día salen de su casa al trabajo como si fueran a un campo de concentración. Se les ve en la cara cuando llegan a la oficina. Para mí, en cambio, esto de escribir es un deleite; promover la cultura es un placer y saber que se alcanzaron logros para Iguala es una inmensa satisfacción.

Siempre he desempeñado mis tareas con agrado; poniéndole muchas ganas. Si alguien se tomara la fatigosa molestia de revisar lo que he hecho, lo que he promovido y lo que he escrito a lo largo de los años, encontrarán que si bien he encarcelado a malversadores, he criticado a munícipes, gobernadores, presidentes del país y hasta obispos, jamás sentí temor al hacer eso; también he creado instituciones, promovido reconocimientos, impulsado proyectos y logrado beneficios para mi pueblo.

Y todo eso no lo digo por presumir, pues la mayoría de esos hechos son ignorados. Hace años, un grupo social le impuso mi nombre a una obra cultural. Sin embargo, llegó la administración siguiente y la desapareció, porque a decir de ellos, al pueblo hay que mantenerlo en la ignorancia.

Y ahora, aunque el derecho a la libre expresión está bajo amenaza en el régimen de la 4T, seguiré publicando. Ya les dije que escribiendo vivo. Lo seguiré haciendo ahora, mientras tenga vida y salud.

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