Solo defiendo mi libertad
Por: Rafael Domínguez Rueda
Estoy consciente de que en las escuelas donde cursé mi educación básica, unas particulares y otras públicas, alguna religiosa, las demás laicas, pero en ninguna se enseñaba con tendencias conservadoras o neoliberales, como tampoco confesionales ni marxistas.
Si sé que en ellas me enseñaron a descubrir el mundo con todas sus maravillas. También me enseñaron español, matemáticas y geografía. Aprendí a leer bien y a escribir con ilación y sin faltas de ortografía. El maestro de Civismo-materia que ya no se imparte me inculcó el amor a México, al Estado que pertenezco y a la Ciudad en que ví la luz primera; el respeto a mis padres, a mis mayores y a mis semejantes; a admirar la naturaleza, a cuidar la flora y la fauna.
Igualmente mis maestros me imbuyeron actitudes y valores que me han servido, no sólo para ganarme la vida honradamente, sino también para ser ordenado, disciplinado y responsable. A recrearme en las bellezas y no apartarme del bien, la verdad la justicia.
Quedaron esculpidas en mi mente las palabras que pronunció la maestra de 6º. grado de primaria Emma Colmenares, en la ceremonia de clausura: «Niños, sean muy felices; pero recuerden que la felicidad está en ustedes mismos, porque no es más la satisfacción del deber cumplido. No defrauden a sus padres, ellos esperan mucho de ustedes. No defrauden a sus maestros, ellos pusieron en su mente semillas de fe y de lealtad, cumplan con su patria, háganla grande, fuerte y respetable, cultivándose. ¡Generación de jóvenes les entregamos el futuro de México!”
Aquella arenga me impresionó, no sólo por el compromiso que tenía con mis padres y maestros, sino, sobre todo por la responsabilidad para engrandecer a mi patria.
En aquella etapa de mi vida no oí mentiras o consignas tendenciosas en el aula, ni mis profesores trataron de hacer de mí un instrumento de su forma de pensar de sus doctrinas.
Aquellos profesores de vocación sembraron en mí, ilusiones, ideales y entusiasmos que me movieron a fijarme metas, a trabajar en equipo, a contribuir en algo al bien de mi escuela y de mi comunidad.
Nunca me impusieron condiciones que no fueran la de estudiar y hacer tareas. Al paso del tiempo yo también fuí maestro. Aunque por poco tiempo, porque los profesores estaban mal pagados. Y yo quería formar un hogar donde hubiera holgura.
Siempre traté a mis alumnos como personas, a cada uno como individuo a fin de ayudarlos a superar sus problemas, limitaciones o complejos, para hacerlos sentir seres únicos e irrepetibles, sociables y libres, no una célula o parte intercambiable de una masa que un jefe o líder puede conducir o moldear a su manera.
No se educa a rebaños, no se guía a manadas, se educa a las mujeres y hombres del mañana, se enseña a los niños y jóvenes, se socializa con los compañeros, cada uno con su propia inclinación o afición, sus gustos y decisiones.
Pretender agremiar a las personas es anular su individualidad, lo cual equivale a anular a la persona misma. Pretender colectivizar a los individuos es querer invalidar su libertad, de ahí nacen los gobiernos autoritarios, las dictaduras.
No me cabe en la cabeza, es decir, me resulta tan ilógico que no termino de entender, porque después de 7 años las autoridades, por un lado insisten en educar a los niños y a los jóvenes con doctrinas y acciones de hace más de 60 años; y por otro, pongan en práctica decisiones como el fallo de una jueza que impuso un censor al periodista Jorge González para que no hable de la gobernadora Layda, esto era la España de Franco, esto es hoy el México de la 4T.
El poder que tienen las autoridades y la inconsciencia y complicidad de quienes los apoyan favorece la corrupción y el desgobierno.
Ya lo decía Charles Bukowski, «Nacimos aquí donde las masas idolatran a los idiotas y los convierten en héroes ricos».
Después de 85 años, solo defiendo mi libertad, esa que me ha permitido dejar el miedo atrás y enfrentar mi airoso destino, defiendo la razón por encima del dogma, la libertad por encima de las imposiciones, al individuo por encima del gobernante. Defiendo a México que lo tiene secuestrado una pandilla.