Octubre cargado de buenos frutos

Por Rafael Domínguez Rueda

Es común la observación de que, al ver los árboles despojados, las hojas marchitas que ruedan en el suelo, la ladera desnuda y el cielo sin una nube de oro y de grana, se piensa luego en las ilusiones perdidas, en las esperanzas que han muerto, en el año que pasa, en las desgracias que nos augura un nuevo gobierno, en la juventud que se va. Seamos positivos, optimistas. A mis 85 años sigo persiguiendo ideales, metas, sueños…

Así, pues, sentado en una piedra en la cima del cerro el Tepehue, ahora conocido como Tehuehue (de viejo no tiene nada, que eso significa tehuehue), en esta tarde de noviembre, al tiempo que el sol se pone y cuando la brisa juega con las hojas secas, me solazo en el paisaje. Ahí, donde se encuentra el asta monumental de 113 metros que levanta a los cielos del Sur la Bandera de México, me alienta al verla ondear majestuosa, como queriendo envolver entre sus pliegues a todos los mexicanos limpios de corazón.


Hay en ello una razón determinante y vital: la razón de que el lábaro que aquí precisamente nació, custodia siempre las grandes causas del pueblo y recoge entre sus pliegues el sentimiento de la nación.
Ella cubre con sus franjas, de un confín a otro, el mapa de la República y mantiene inviolado a nuestro escudo, como su propio corazón heráldico, que simboliza lo que vuela y lo que se arrastra: la derrota de los entreguistas que traicionan la mexicanidad, conseguida siempre por las garras del águila que defiende nuestra soberanía. Sumido en estos pensamientos, de repente volteo la vista hacia el Valle, ahí está más viva que nunca la ciudad de mis amores…


En un abrir y cerrar de ojos, me aparece como en una pantalla el desfile de imagines de las actividades artísticas, culturales sociales desarrolladas por el Ayuntamiento durante el mes de octubre que le han venido a dar a Iguala una imagen de animación y alegría.
Y esto se debe a la visión que nuestra primera autoridad tiene de los tiempos difíciles que vivimos y que sólo se pueden superar con la cultura.


En ese entendido designó a las personas idóneas y el florecimiento está a la vista. Dejamos constancia a vuelo de pájaro.


Sábados culturales y familiares. Expo Graffiti. Zumbatón. Desfile y activación física, con motivo del Día internacional de la educación física. Rodadas nocturnas. Inicia club de ajedrez. Promoción de Lectura.
Se inician cursos de matemáticas, español, inglés y asesorías de computación. Torneo estatal de FLAG Tocho U12. Exposición fotográfica: La gran fuerza de México. Se celebra el Día mundial del Karate.
Se celebró el 175 aniversario de la Erección del Estado de Guerrero. Con ese motivo se presentó la Máscara de Identidad Igualteca. El Tigre Mayor presentó una Exposición de las máscaras más representativas del estado de Guerrero. Por otra parte, el Diablo Mayor ofreció otra exposición de máscaras de los Diablos de Teloloapan; pintores también hicieron una exposición de sus cuadros con máscaras guerrerenses y desde luego, hubo grupos danzantes.
Con motivo del Día de Muertos, se llevaron a cabo 5 concursos: de Dibujo y Pintura infantil; de Catrines y Catrinas; de Cartonería mexicana; de Disfraces para mascotas y el tradicional Concurso de Ofrendas y Tumbas que se colocan alrededor del Zócalo, Al final, se le hizo, un merecido Reconocimiento a la maestra Guadalupe Catalán, iniciadora de esta tradición.
Nutrido, colorido y alegre resulto el desfile del Día de Muertos, así como la Caminata del Centro al Panteón municipal.
Una vez más, como cada primero de noviembre, con mi familia, a partir de las 9 de la noche, iniciamos la tradicional visita a las casas de las personas recién fallecidas y a quienes sus familiares confeccionan cuadros plásticos muy vistosos; la mayoría son arreglos de estampas bíblicas; otros, son representaciones de la actividad a que se dedicó en vida el difunto, como la dedicada a Ezequiel Ríos, más conocido por el «Caliche»; o bien, presentando la escena de la forma en que perdió la vida. La única «tumba viviente” (que caracterizaban a Iguala), fue la de la representación de San Juditas, dedicada a Martin Rodríguez León, colocada en Guadalajara #2, en la col. Unidos por Guerrero.
Estas visitas se realizan en coche, motos o a pie; quedando de manifiesto la curiosidad por saber quién es el difunto nuevo de la casa y, sobre todo, admirar el montaje o arreglo, pues son verdadero cuadros plásticos, o sea, representaciones artísticas que consisten en la creación de una escena estática.
Composición visual que trata de transmitir un mensaje o contar una historia, en la que, desde luego, se invierte tiempo y dinero.
Así, entre recogimiento y paganismo, se recuerda a los que se nos adelantaron en el camino al más allá.

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