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Lima, Perú. Las protestas que exigen la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y elecciones este año suman otra muerte por la represión. Esta vez en Lima. Víctor Santisteban, de 55 años, murió de un impacto en la cabeza que le fracturó el cráneo. Ya suman 58 los muertos durante las protestas que comenzaron en diciembre, de los cuales 47 por acción directa de la represión policial y militar. También hay un policía fallecido y 10 ciudadanos que han fallecido por no llegar a tiempo a una atención médica o algún accidente por los múltiples bloqueos de vías.


Santisteban es la primera víctima en Lima. Las protestas comenzaron en diciembre en el sur andino, se extendieron a otras regiones y desde hace 11 días tienen como epicentro la capital. Boluarte se resiste a renunciar, la mayoría en el Congreso bloquea adelantar las elecciones para este año y las protestas se intensifican.


El sábado la protesta antigubernamental fue masiva en Lima. La represión, una vez más, arremetió con todo, lanzando bombas lacrimógenas en forma indiscriminada, muchas con un ángulo de tiro que apuntaba al cuerpo, disparando perdigones a corta distancia, golpeando a los que eran detenidos. Lo que en la tarde comenzó como una masiva movilización pacífica, en la noche se convirtió en una batalla después que se desató la represión policial para cortar el desplazamiento de la multitud. Los policías atacaban con bombas lacrimógenos y perdigones, los manifestantes respondían con piedras, palos y algunas bengalas. Era una batalla desigual.


Un canal de televisión de noticias transmitía en vivo lo que ocurría en el centro de la ciudad. Un grupo de manifestantes estaba frente a un contingente policial, no estaban lanzando piedras, nada. De pronto, se escuchó una detonación y una persona se desplomó en el suelo. Se formó un tumulto, había gritos, desesperación. Entonces el canal cambió la toma y cortó la transmisión en vivo. No volvió a transmitir lo que ocurría en la protesta. El periodista que relataba lo que sucedía presentaba a los manifestantes como violentos que atacaban a la policía y justificaba la represión policial. Es el discurso dominante en los medios hegemónicos locales.

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