Por: Álvaro Venegas Sánchez

Sr. Presidente ¿estaría dispuesto gestionar la repatriación de los restos de Porfirio Díaz, muerto en Francia e inhumado en el Cementerio de Montparnasse de París?, preguntaron el pasado miércoles 17 de los corrientes en la conferencia mañanera. “¿Por qué no? claro, nada más que lo promuevan; podríamos ayudar en lo que se solicite. Cualquier mexicano, independientemente de su tendencia política, puede ser repatriado, incluido el dictador”. Respuesta por demás clara, sin rodeos.

La pregunta sirvió para comentar la intención del gobierno federal de ayudar que vuelvan a su patria los restos del “héroe anónimo” Catarino Garza Rodríguez, revolucionario internacionalista caído en combate durante la toma de Boca del Toro, hoy república de Panamá, donde murió y junto con otros combatientes fueron sepultados en una fosa común. Recordó que Garza Rodríguez, originario de Matamoros, Tamaulipas, 18 años antes que Francisco I. Madero proclamara el Plan de San Luis, combatió el porfiriato. En el año 1892 organizó un movimiento contra Porfirio Díaz, ocasionándole persecución no sólo del ejército del dictador Díaz sino también del estadounidense y los rangers de Texas, cuestión por la que tuvo que exiliarse en Costa Rica.

En tal circunstancia conoció allí a combatientes por la integración de Colombia: a los líderes del movimiento por la independencia de Cuba, José Martí y Antonio Maceo; y al general Rafael Uribe, quien inspiró para el personaje Aureliano Buendía, al gran escritor galardonado con el premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez para su novela Cien años de soledad. Según Obrador, el revolucionario mexicano luchó al lado de los colombianos para evitar la separación de aquel país, confiado que, tras el triunfo, éstos le ayudarían a derrocar al tirano de México; pero como se ha dicho, fue abatido en Boca del Toro.

Una historia muy importante, expresó el presidente López Obrador y recordó haber escrito un libro con el título: CATARINO GARZA, ¿revolucionario o bandido?… ya saben ustedes, “antes todo aquel que luchaba por la justicia lo consideraban bandido”. Así que, previa investigación y búsqueda, “tenemos identificado el lugar donde están sus restos y los familiares permitieron hacerse las pruebas genéticas. Queremos traerlo y hacerle un homenaje”.

El reconocimiento de personajes que lucharon y ofrendaron su vida para transformar la vida pública de México ha sido el sello de este sexenio para redimensionar su visión y sacrificio en bien del pueblo. Hoy, último año, está dedicado a Felipe Carrillo Puerto con el mismo fin. Por supuesto, no es para cubrir las formas como hicieron otros presidentes. Ellos honraban a los héroes en discursos y deshonraban en los hechos con sus políticas. Al contrario, el presidente López Obrador, una y otra vez acude, aunque enfada a sus adversarios, a lo que expresó José María Morelos y Pavón en Los sentimientos de la Nación, al pensamiento de Benito Juárez, a Francisco I. Madero, al ejemplo de Lázaro Cárdenas y de tantos otros.

La Dra. Beatriz Gutiérrez Müller, en 2016, publicó el libro Dos revolucionarios a la sobra de Madero. Subtítulo: La historia de Solón Argüello Escobar y Rogelio Fernández Güell. En el prólogo, escrito por Andrés Manuel López Obrador, quizás en ese momento ni pensaban intentar buscar la presidencia por tercera ocasión, cita precisamente al héroe Catarino Garza Rodríguez. En la página 40, menciona que José Santos Zelaya, ayudó al revolucionario antiporfirista e internacionalista Catarino, para tomar el cuartel de Bocas del Toro, Panamá. En la página 45, lo vincula con Paulino Martínez, un periodista independiente fundador del Chinaco, un impreso censurado en los primeros tiempos de la dictadura. El texto, más allá de la historia de Solón Argüello y Fernández Güell, es también fuerte cuestionamiento al papel de los intelectuales durante el porfiriato y la Revolución mexicana.

Esperemos éxito para que los restos de Catarino Garza sean repatriados y veremos si alguien le toma la palabra al presidente pidiendo ayuda para traer de Francia los restos de Porfirio Díaz.


Iguala, Gro., enero 22 del 2024.

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