Por: Servicios AINI
Ciudad de México, Febrero 19.- Buen chico!” Los humanos llevamos miles de años formulando esta frase en varios idiomas. Hacemos ojitos a casi cualquier criatura bonita, la acogemos e intentamos que nos quiera. Pero la domesticación no es sólo algo que imponemos a otras especies. Los animales también pueden adaptarse a nosotros.
La domesticación de los perros ha suscitado algunos debates escabrosos. ¿Los humanos traían o seleccionaban miembros dóciles de antiguas manadas de lobos para que fueran sus compañeros? ¿O acaso es que algunos de esos lobos se mostraban más tolerantes con las personas, acercándose por su cuenta a las sobras humanas?
Una cuestión importante en este debate es si los números cuadran. ¿Hubo tiempo suficiente para que surgiese una especie totalmente nueva a partir de los lobos que actuaban como carroñeros de la basura humana? ¿Pudo producirse la transición del lobo al perro en el lapso de tiempo que pensamos?
Un nuevo conjunto de modelos matemáticos, publicado el 12 de febrero en Proceedings of the Royal Society: Biological Sciences, sugiere que las matemáticas son realmente plausibles. En las condiciones adecuadas, los lobos podrían haberse reproducido hasta convertirse en perros en unos 8000 años.
Cómo los humanos podrían haber dirigido la evolución
Los humanos han convivido estrechamente con los perros durante al menos 30 000 años, y existen varias hipótesis sobre lo que inició la transición de lobo salvaje y altivo a chihuahua tembloroso.
“En los últimos 15 000 años, hay pruebas fehacientes de que se está produciendo una selección artificial en todas las culturas humanas”, afirma Alex Capaldi, ecólogo teórico de la Universidad James Madison de Virginia (Estados Unidos). En otras palabras, los humanos seleccionaban rasgos para los perros, en lugar de dejar que la evolución siguiera su curso.
Pero nadie sabe qué ocurrió en los 15 000 años anteriores.
Los humanos podrían haber estado criando lobos para domesticarlos, quizá para ayudarles a cazar.
“No creo que sea probable que los antiguos cazadores trabajaran con depredadores que, en el mejor de los casos, les verían más como competidores que como compañeros”, afirma Kathryn Lord, bióloga evolutiva de la Facultad de Medicina Chan de la Universidad de Massachusetts, en Estados Unidos, que no participó en el estudio.
Puede que nuestros antepasados hicieran lo que siempre hemos hecho nosotros: coger una adorable cría y llevársela a casa. Esta hipótesis de “adopción de cachorros” crearía una población aislada de lobos mansos que se aparearían entre sí, impulsando una rápida selección artificial.
La teoría de la “autodomesticación”
Pero, ¿y si los antiguos lobos fueron los que eligieron la vida centrada en el ser humano?
Atraídos por la basura, los carroñeros de éxito se habrían domesticado, cambiando agresividad por comida fácil. Estos lobos asociados a los humanos se habrían aislado de otras manadas, reproduciéndose con otros lobos más dóciles y adquiriendo un rabito meneante en el proceso.
Esta última teoría, a veces denominada “protodomesticación”, “autoselección” o hipótesis del “carroñero”, llamó la atención de Capaldi gracias a la renovada serie Cosmos: Una odisea del espacio-tiempo, protagonizada por Neil deGrasse Tyson. En un episodio, el astrofísico se sienta junto a una hoguera, lanza un hueso viejo a un lobo y describe con eficacia esta hipótesis.
Capaldi se sorprendió. Siempre había oído que los humanos habían transformado a los lobos en perros. “Quería ver cuáles eran los distintos lados de la historia”, dice.
Y dio con un asunto ampliamente disputado. En cuanto a la hipótesis carroñera, una de las principales objeciones era que si los lobos se limitaban a rebuscar y seleccionar entre ellos, seguramente habrían tardado demasiado tiempo.
Aquí es donde podrían entrar en juego los modelos matemáticos, dice David Elzinga, ecólogo matemático de la Universidad de Wisconsin (EE. UU.). “No creo que los modelos matemáticos hayan aparecido aún en este debate”, afirma. No son lobos antiguos reales ni humanos, pero como simplificaciones del mundo real, “creo que tienen mucho que aportar”.
Modelización del apareamiento entre lobos domesticados
Capaldi, Elzinga y sus colegas aplicaron modelos matemáticos basados en agentes para averiguar cuánto tardaría en producirse la especiación (una nueva especie canina separada) entre una manada de antiguos lobos carroñeros.
Ejecutaron modelos en los que los lobos domesticados se apareaban con otros lobos domesticados y modelos en los que no lo hacían. También examinaron la rapidez con la que podía producirse la especiación si los niveles de basura se mantenían constantes (una forma de describir una pequeña población humana estable), o si aumentaban (lo que indicaba una población creciente de humanos y su basura). Ejecutaron cada modelo durante 15 000 “años”.
En los muchos modelos, los primeros perros se separaron de sus antiguos hermanos lobos el 37% de las veces.
Si los animales carroñeros preferían como pareja a otros animales domesticados, formaban manadas de perros primitivos el 74% de las veces.
Si los animales domesticados se aparearon con otros como ellos, los perros se separaron de los lobos en unos 8000 años, y el cambio duró más de 3400 años, a menudo persistiendo hasta que al modelo se le acabó el “tiempo”. Los cambios se producían tanto si la alimentación humana era constante como si aumentaba. Pero si los lobos domados se apareaban con lobos salvajes, nunca se convertían en una especie separada.
Según Bridgett vonHoldt, bióloga evolutiva de la Universidad de Princeton que no participó en el estudio, el apareamiento de lobos domesticados con otros lobos domesticados sería probablemente una cuestión de proximidad.
Pero aunque a algunos les guste llamarlo “autodomesticación”, vonHoldt señala que, en realidad, “el fenómeno de que los lobos más tolerantes con las personas pasen su vida más cerca de ellas y se beneficien de ello forma parte de la selección natural”. También señala que un puñado de genes puede conferir a los animales comportamientos “hipersociales”, y añadirlos al modelo podría dar una imagen aún mejor de esta primitiva perrería.
“Algunos han argumentado que la hipótesis del carroñero sería demasiado lenta para haber funcionado. Este artículo demuestra lo contrario”, afirma Lord.
Una nueva pista en un viejo debate
Esto no significa que los lobos se convirtieran definitivamente en perros, “pero aporta una prueba a favor de la hipótesis del carroñero”, señala Lord.
Sin embargo, Mietje Germonpré, paleontóloga del Real Instituto Belga de Ciencias Naturales de Bruselas, mantiene otras objeciones.
“Las pruebas arqueológicas sugieren que, durante el Paleolítico Superior, los humanos modernos disuadían a los grandes carnívoros de acceder a sus lugares de habitación para proteger los alimentos y desechos almacenados”, explica. Así pues, aunque los lobos tuvieron tiempo de sobra para formar manadas asociadas a los humanos, estos podrían haberlos ahuyentado.
Los resultados tampoco significan que el carroñeo fuera la única forma de alimentación, señala Capaldi.
Los humanos probablemente desempeñaron un papel, pero los perros también. “Hay muchos procesos en marcha”, afirma. “Probablemente no se trate de cuál fue, sino de cuál fue el factor más importante”.
Pero los resultados subrayan que la domesticación no es sólo algo que los humanos imponen a otros organismos. Es una vía de doble sentido, en la que ambas especies se acercan, el principio de una nueva y mejor amistad.