Netza I. Albarrán Razo – Enviado especial
Ciudad del Vaticano, Mayo 9.- La Iglesia católica tiene un nuevo líder. Ayer por la tarde, el humo blanco que emergió de la Capilla Sixtina confirmó al mundo la elección del cardenal Robert Francis Prevost, como el Papa número 267 de la historia, quien adoptó el nombre de León XIV.
Con una vida dedicada a la formación, el servicio misionero y la administración eclesial, el ahora Papa León XIV ocupaba hasta ayer el cargo de prefecto del Dicasterio para los Obispos, uno de los más influyentes dentro del Vaticano. Nacido en Chicago, Illinois (EE.UU.), el 14 de septiembre de 1955, es el primer Papa nacido en Estados Unidos, sin embargo, desde 2015 también tiene la nacionalidad peruana, país al que dedicó décadas de labor pastoral.
Su camino religioso comenzó en 1977, cuando ingresó al noviciado de la Orden de San Agustín. Profesó sus votos solemnes en 1981 y fue ordenado sacerdote el 19 de junio de 1982. Estudió teología en la Catholic Theological Union de Chicago y luego derecho canónico en la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino (Angelicum) en Roma, donde se doctoró en 1987 con una tesis sobre el rol del prior local en su orden.
Desde muy joven mostró un profundo compromiso con las misiones, especialmente en Perú, país donde sirvió durante décadas. Estuvo destinado en las Diócesis de Chulucanas y Trujillo, donde ejerció múltiples funciones como director de formación, prior de comunidad, vicario judicial y profesor de teología. Su conocimiento de la Iglesia latinoamericana y su cercanía con las comunidades locales marcaron su trayectoria.
En 1999 fue elegido prior provincial en Chicago y posteriormente, prior general de los agustinos a nivel mundial, cargo que desempeñó durante dos períodos. En 2014, el Papa Francisco lo nombró administrador apostólico de la Diócesis de Chiclayo y lo consagró obispo. A partir de entonces, ocupó diversos cargos clave en la Conferencia Episcopal Peruana y en la Curia Romana.
En el año 2023 fue nombrado cardenal con la Diaconía de Santa Mónica por el Papa Francisco y se convirtió en una de las voces más importantes en el gobierno de la Iglesia. Como miembro de múltiples dicasterios -incluidos los de Evangelización, Doctrina de la Fe, Clérigos y Cultura-, acumuló una sólida experiencia que ahora llevará al pontificado.
El lema episcopal de León XIV, «In Illo uno unum» («En aquel uno, somos uno»), tomado de San Agustín, refleja su vocación de unidad y su espíritu de comunión, aspectos que podrían marcar el tono de su pontificado.