Vicky Barrios
Iguala, Gro., Desde hace unos años la «quema de crayolas» se realiza en la mayoría de los jardines de niños como última actividad entre futuros egresados de preescolar, maestros y padres de familia.


Esta actividad se realiza un día después de los últimos honores a la Bandera, los pequeños recorren caminando y cargando una crayola hecha a base de cartón una cuadra a la redonda acompañados de una banda de música de viento, mientras, los padres, maestros y niños bailan y cantan, durante el recorrido regalan agua fresca de sabores, emulando las «quemas» que se realizan en las universidades.


Después del recorrido regresan al plantel en donde prenden fuego a las crayolas, lo que significa que dejan atrás los dibujos, colores, rondas infantiles, el preescolar para iniciar una nueva etapa en la Escuela Primaria.


Por su parte, los adolescentes que terminan su educación primaria, en el último día de clases han optado por llevar un muñeco de peluche para recolectar firmas de sus amigos y maestros para guardarlo como recuerdo de esa etapa.


Mientras que los jóvenes de secundaria preservan la práctica de «rayar» sus playeras del uniforme con emotivos mensajes de los que serán en unos días sus ex compañeros de secundaria.


De la forma como decidan despedir esa etapa escolar, es difícil para los estudiantes que por 3 o 6 años convivieron a diario con esos compañeros y que terminan siendo parte de su familia y la separación es dolorosa. Aunque seguramente en unos años y con nuevos amigos, pronto los olvidarán; porque la transición de los niños y jóvenes a nuevos desafíos académicos y el cierre de una etapa de aprendizaje es constante.

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