Por: Álvaro Venegas Sánchez

Xóchitl Gálvez no sonríe ya en entrevistas como antes de la precampaña. Quizás le recomendaron abstenerse no habiendo motivo ni razón. Reír por todo y por nada era incorrecto. Con esa limitante, enfada a ella que el presidente López Obrador proyecte buen humor por lo que ha logrado en cinco años de gobierno en beneficio de la mayoría de los mexicanos. Mensajes contestatarios por hechos de extorción e inseguridad, en spots recientes, refuerzan tal impresión. Merced al empeño de contradecir sus publicistas olvidan que, en el estado de México, Delfina Gómez acaba de llegar y tendrá que luchar para erradicar lo que gobiernos sucesivos del PRI heredaron a los mexiquenses.


Los estrategas de la oposición a falta de personajes presentables del PAN, PRI, PRD y de empresarios afines a Claudio X. González, encontraron en la personalidad de la senadora Gálvez, las cualidades políticas necesarias para enfrentar la candidatura de Morena y aliado e impedir continúe la 4T. Una vez preseleccionada, simularon apertura democrática permitiendo a otros aspirantes inscribirse y participar. Poco a poco fueron declinando; unos por darse cuenta y otros por presión. La excepción fue Beatriz Paredes Rangel quien dignamente se mantuvo hasta el final.


Magnificaron el atrevimiento que tuvo de ir a tocar la puerta de Palacio Nacional y dieron relevancia a su origen indígena en el estado de Hidalgo, superar consecuencias de supuesto maltrato familiar y forjarse siendo niña vendiendo gelatinas. Ella misma presume ser “entrona”. De allí seguramente el contenido de los spots: “Xóchitl, fuerte” y “QUE NO TE DIGAN QUE NO SE PUEDE”. Concebidos quizás para dedicarlos a electores poco informados y a las mujeres para entusiasmarlas; igual a los ciudadanos de clase media que, aseguran, “están muy decepcionados de lo que ha hecho López Obrador con su política de Transformación”.


El sorprendente triunfo en Argentina del candidato Javier Milei pareciera ser el referente idóneo al bloque opositor. Si allá ganó la derecha prometiendo privatizaciones, dolarización de la economía, despido de burócratas, ajuste del gabinete y cancelación de ciertos programas, piensan animados, aquí podemos regresar mediante un gobierno de coalición. Y ahí está el discurso con imágenes que vemos en medios de comunicación: “dejaremos lo que funciona y “corregiremos” lo que está mal”, “yo voté por los programas sociales”, dice Xóchitl sin reírse. Por su parte, Alejandro Moreno, líder de lo que queda del antaño poderoso PRI, promueve el retorno con un mensaje. Por demás, gente de a pie que lo ve, recuerda lo que exhibió la gobernadora de Campeche, en Noches del Jaguar, y a dicho mensaje da otra connotación: “en el PRI, no somos honestos, pero sabemos gobernar”.

Xóchitl Gálvez apela a los desposeídos, a víctimas de la delincuencia y a quienes acusan haber sido objeto de injusticias por el gobierno actual. Quiere ser su candidata para dar la cara por ellos. No entiende que lo está haciendo ya representando a los partidos que se alternaron el poder en razón de intereses mezquinos sexenio tras sexenio; sin importarles la suerte de amplias capas sociales y el daño a México. Por eso no prende como supuesta opción de cambio. Además, desplantes críticos sin oferta de proyecto alternativo con formas de comunicación y argumentación que proyectan ignorancia e hipocresía, la empequeñecen frente a la sobriedad de Claudia Sheinbaum. Veremos si mejora en el periodo de campaña en calidad de candidata.
Iguala, Gro., enero 8 del 2023.

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