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Moscú, Rusia. El presidente ruso, Vladimir Putin, amarró su quinto mandato sin oposición, pues su principal crítico, Alexei Navalny, murió en extrañas condiciones un mes antes.


Tal como se anticipaba, ayer arrasó en una jornada que por primera vez se extendió tres días al lograr 87 por ciento del voto, según la Comisión Electoral Central y que coloca a su más cercano competidor con cuatro puntos porcentuales; resultado que deja un récord para el líder del Kremlin, pues superó por más de 10 puntos su mejor evaluación en 2018, cuando se reeligió por primera vez.


Pese a un fuerte rechazo por la guerra en Ucrania y la represión, reflejada con la megamovilización “Mediodía contra Putin”, éste firmó su continuidad hasta 2030 para sumar 26 años en el poder, de los que 20 serán consecutivos si el político de 71 años concluye esa gestión.


Tras el triunfo, resaltó que Moscú salió “más fuerte y poderosa”, pese al intento rival de suprimir la voluntad rusa, ante denuncias del Ministerio del Interior de interferencia y “guerra cibernética” de diplomáticos de naciones hostiles, sin nombrarlas, de acuerdo los medios afines Ria Novosti y TASS.


Y es que en su primera conferencia tras ser notificado del resultado por su vocero, Dmitri Peskov, Vladimir Putin recalcó que con esa confianza ciudadana consolidará las metas previstas-.


Ante reporteros locales y extranjeros enfatizó que su prioridad es el ejército para reforzar la “operación especial” y fortalecer su capacidad defensiva, un mensaje directo a Ucrania y a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) tras la adhesión de Suecia a la alianza enemiga y el llamado de Occidente a trasladar tropas a Kiev, pues dijo que sigue el riesgo una Tercera Guerra Mundial.


Tema en el que habló de las bajas, pero sólo de los traidores. Relató que ya han muerto 800 rusos que prefirieron luchar del lado enemigo, en referencia al llamado Ejército Ruso de Liberación, grupo de dos mil efectivos que ya perpetró irrupciones fronterizas en las que, dijo, son usados “como carne de cañón”.


Putin fue cuestionado sobre la democracia y Navalny. En el primer escenario abundó que Occidente no tiene credibilidad para atacarlo, pues usa la justicia contra un candidato, en referencia a Estados Unidos y Donald Trump.


Mientras que sobre su mayor crítico, a quien nombró por primera vez, abundó que su deceso fue “un acontecimiento triste”. Y confirmó la versión de un intento de intercambio por prisioneros rusos fuera del país, como reveló el equipo del activista anticorrupción, pues dijo que el plan era liberarlo a cambio de que “no regresara nunca”, lo que no ocurrió, pues Navalny murió en la prisión más recóndita del país el pasado 16 de febrero.


Pero éste y su viuda, Yulia Navalnaya, empañaron la victoria del Kremlin.
La llamada “última voluntad” del creador de la Fundación Anticorrupción, como la nombró el medio Novaya Gazeta, tuvo gran respuesta dentro y fuera del país, pues miles acudieron a las urnas justo a las 12:00 horas para hacer filas kilométricas y mostrar su descontento ante la perpetuación de Putin.

Opositores al régimen cumplieron ese último deseo en el tercer y último día de comicios al protestar contra el autoritarismo y golpe a la democracia, pues sin salir a votar sabían que el presidente triunfaría ante tres oponentes, pues ninguno era de gran calado, ya que el principal fue anulado tres años antes, al enviar a Navalny a la cárcel en un intento de acallarlo.

Pero el grito de “Navalny” resonó en redes sociales y en las urnas en ciudades como Moscú y San Petersburgo, así como en las embajadas de Alemania, Gran Bretaña, Francia, Polonia y otras. Decenas de disidentes escribieron su nombre en boletas y compartieron fotos en Telegram y X como su viuda, Yulia Navalnaya, pero también escribieron “asesino” y “ladrón”, según el medio independiente Meduza.

Desde Berlín, agradeció a quienes se formaron por seis horas en repudio a Putin, a quien la vocera de Navalny, Kira Yarmish, acusó de mandar matar al crítico para acabar con la oposición antes de los comicios. Y la ahora opositora, quien prometió seguir esa lucha, dijo que la gente que estuvo con ella le externó que es la única esperanza que le queda al país.

Miles más acudieron a su tumba para honrar al quien encaró al Kremlin, lo que le costó la vida. Con ello evidenciaron su descontento social al mostrar pancartas en favor del fallecido, acto duramente castigado en Moscú.

Medios críticos exhibieron que fuerzas del orden ingresaron a centros de votación para inspeccionar el voto y retirar papeletas de disidentes, hecho del que se viralizó un video del momento en que uniformados someten a un elector, pero también se informó el arresto de una mujer porque su hijo de un año rayó la boleta; mientras que disidentes lanzaron petardos y tinta a las urnas.

Al respecto, la organización OVD-Info contabilizó 80 detenidos en 20 ciudades, con lo que suman casi 20 mil arrestos desde febrero. No obstante, se desconoce cuántos podrían ser enviados a prisión, pues el régimen amagó con aplicar penas de cinco años por violar el artículo 141 del Código Penal.

Pero el régimen minimizó las protestas al señalar que no surtieron efecto y hasta alardeó de una alta participación, incluyendo las regiones anexadas —Donetsk, Lugansk, Jerson y Zaporiyia—, donde rebasaron 85 por ciento de apoyo.

En tanto, como dictadores latinos, celebraron el nuevo mandato de Putin.

A pocas horas de los resultados Venezuela, Nicaragua, Cuba y Bolivia elogiaron el acto histórico. Su homólogo chavista, Nicolás Maduro, calificó el triunfo como un “buen presagio” al aplaudir que el “hermano mayor” no sólo gana en el frente de batalla; acto que usó en su favor, pues en julio también irá a elecciones, proceso en el que no tiene oposición, pues inhabilitó a María Corina Machado.

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