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Ciudad de México, Para combatir el deepfake y erradicar la violencia digital, el Partido del Trabajo (PT) en el Senado propuso tipificar como delito la creación, modificación y difusión de contenido íntimo o sexual generado mediante inteligencia artificial (IA) sin el consentimiento expreso de la persona afectada.
El PT planteó sancionar con penas de 5 a 9 años de prisión y de 700 a 1,200 días de multa a quien viole la intimidad sexual de una persona sin su consentimiento, al usar IA para crear imágenes, videos o audios, o mediante aplicaciones que generen pornografía, y los divulgue, comparta, distribuya o publique.
Mediante la adición de un capítulo al Título Séptimo Bis, denominado “Violación a la Intimidad Sexual mediante Inteligencia Artificial” del Código Penal Federal, el partido busca cerrar un vacío legal frente a una nueva forma de violencia digital. La intención es proteger la intimidad y la dignidad de las personas frente a las tecnologías emergentes.
Las senadoras Geovanna Bañuelos, Yeidckol Polevnsky, Ana Karen Hernández y Liz Sánchez, junto con el senador Alberto Anaya, propusieron aumentar la sanción al doble si la víctima es menor de 18 años o si se trata de personas que no comprenden el significado del hecho o que no pueden resistirlo.
IA ha traído beneficios, pero también retos
Al presentar la iniciativa, la senadora Yeidckol Polevnsky subrayó que una de las herramientas más disruptivas y de mayor alcance en los últimos años ha sido la inteligencia artificial, cuyo uso se ha extendido en tareas laborales, educativas, creativas y de entretenimiento, mejorando procesos y ampliando capacidades humanas.
No obstante, advirtió que, junto con sus beneficios, han surgido nuevas formas de violencia y violaciones a los derechos fundamentales. Entre los casos más graves está el uso malicioso de la IA para generar contenido sexual falso sin consentimiento.
«Estas creaciones, conocidas como deepfakes, permiten manipular imágenes, audios o videos con tal realismo que es casi imposible distinguir lo verdadero de lo falso. Cuando se emplean con fines sexuales, sin autorización de las personas involucradas, constituyen una forma brutal de violencia digital que daña la privacidad, la reputación y la integridad emocional de las víctimas, principalmente mujeres, niñas, niños y adolescentes».
Actualmente, el 96 por ciento del contenido generado por inteligencia artificial corresponde a pornografía no consentida, y existen más de 96 aplicaciones capaces de crear imágenes y videos sexuales hiperrealistas con solo una foto, un correo electrónico y de 20 a 50 dólares, señalaron las legisladoras.
Además del uso sexual, los deepfakes también han servido para manipular información, suplantar identidades y afectar la reputación de personas públicas o privadas, debilitando la confianza social y facilitando campañas de desinformación, añadió Polevnsky.
«Esta tecnología, que inicialmente fue desarrollada con fines benignos, se ha transformado en una herramienta peligrosa cuando se utiliza sin ética ni regulación».