Profesor Moisés Sáenz Garza

Por: José Rodríguez Salgado

Mis condolencias a la comunidad cultural tixtleca por el fallecimiento del Dr. Jorge Valle Basilio. RIP

Hace tres días culminaron oficialmente las actividades docentes en los centros de educación básica del país. Debemos preguntarnos si se cumplieron al menos parcialmente los objetivos planteados en cada ciclo escolar de los subsistemas. Ante las improvisaciones y limitaciones de todo orden procede hacer con sentido autocrítico los cuestionamientos respectivos del nuevo plan educativo de la presente administración. A la par procede recordar a quienes diseñaron, edificaron y operaron la estructura del Sistema Educativo en México. A ellos se debe la labor redentora que hizo posible que cientos de generaciones definieran la ruta de su destino y la patria encontrara en la educación el basamento de su futuro.
Está comprobado que el crecimiento de toda nación depende de la calidad de sus sistemas educativos. Con esta afirmación evoco hoy la figura del eminente educador, escritor, diplomático y político mexicano don Moisés Sáenz Garza, quien realizó una destacada labor en favor del indigenismo y fundador del sistema de segunda enseñanza (educación secundaria). Nació el 16 de febrero de 1889 en la pequeña comunidad de El Mezquital, Nuevo León. Hijo del señor Juan Sáenz Garza y de Concepción Garza. Fue hermano del político Aarón Sáenz. Cursó la primaria en el Colegio Civil de Monterrey y el bachillerato en la Escuela Presbiteriana de Coyoacán D.F., gracias a una beca de misioneros de esa denominación religiosa que también lo ayudaron a realizar estudios en los Estados Unidos.
En la Escuela Normal de Xalapa obtuvo el título de maestro. En Pensilvania cursó Ciencias Químicas y Naturales. Regresó a México en 1912. A raíz del golpe de Victoriano Huerta en 1913, se incorporó al movimiento de Venustiano Carranza, amigo de su padre, ahí empezó a desempeñar funciones civiles para la revolución. En 1914 contrajo matrimonio con Herlinda Treviño y un año después fue nombrado Director de Educación Pública en el estado de Guanajuato; en 1916 fue designado Director de la Escuela Nacional Preparatoria, cargo que desempeñó hasta 1920. Después de la caída de don Venustiano y en el interinato de Adolfo de la Huerta fue transferido al puesto de Director de Educación en el D.F. En 1924 fue designado Oficial Mayor de la SEP. En 1925 ascendió a Subsecretario del Ramo. Fue uno de los más destacados colaboradores del titular licenciado Narciso Bassols, en los años 1932-1934. Organizó el Congreso Nacional Indigenista y el Primer Congreso Pedagógico Nacional.
Entre sus principales obras sobresalen: Máscara de Tukankamon, El indio ecuatoriano, Carapan, Bosquejo de una experiencia, El indio peruano, Un día de muertos en Janitzio y México íntegro. Tras una grave neumonía el maestro Sáenz fallece el 24 de octubre de 1941 siendo Embajador de México en Lima, Perú. En 1981 el presidente de la República José López Portillo y Pacheco, decretó que los restos del ilustre profesor se trasladaran a la Rotonda de las Personas Ilustres en el Panteón Civil de Dolores en la Ciudad de México.
En la Universidad de Columbia, EE.UU., conoce a John Dewey, filósofo y académico reconocido por haber creado el concepto de la Escuela Activa postulando la unidad entre la teoría y la práctica. Dewey buscaba obtener una educación pragmática que tuviera efectos directos sobre la comunidad. Se le considera uno de los educadores e ideólogos más importantes de los comienzos del siglo XX. Esta influencia lleva a Moisés Sáenz Garza a orientar sus ideas pedagógicas al desarrollo educativo de las comunidades indígenas mexicanas con mayores necesidades.
Al crear la educación secundaria pensaba que el proceso educativo era incompleto; enfatizaba sobre la organización y sistematización de la enseñanza en forma científica como un conjunto de conocimientos coherentes y congruentes a la esencia del programa educativo de la revolución. Pugnaba por una obra pedagógica a largo plazo y de carácter esencialmente democrático. En sus conferencias adjudica el fracaso de la educación nacional a la carencia de una metodología científica y pragmática. Atribuía ese panorama al lirismo, la vaguedad, la teorización, dispersión y falta de solidez.
La vida del maestro Moisés Sáenz fue muy fructífera. Supo crear discípulos y ganarse la confianza de sus jefes y superiores. Como reconocimiento a sus aportaciones en diversas partes del país se le honra con calles, monumentos e instituciones educativas con su nombre.
Julio 18 del 2024

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