La Benemérita ENM (Quinta Parte)

Por: José Rodríguez Salgado

A Víctor Manuel Barceló, normalista, Embajador de México en Uruguay.

     A principios de 1953 llega como Director de la institución el profesor Luis G. Ramírez. Sobresale como grupo de choque el de futbol americano que fue de gran ayuda en sus planes; simultáneamente el colimense Benjamín Fuentes González es director del internado y el profesor Andrés Pérez y Pérez, jefe de las clases de educación física, que lo apoyaron y auxiliaron en la solución de los continuos imprevistos. Para diciembre de 1954, asciende a la dirección el profesor Fuentes, considerando sus relaciones cordiales y respetuosas con los alumnos. Recién se había hecho cargo de sus primeros grupos de Técnica de la Enseñanza y había servido como secretario del director Natalio Monroy. Inteligente, de trato sencillo contaba con el apoyo oficial. Articuló al personal docente del plantel, a sus amigos y condiscípulos de la Normal Superior. Inauguró el Departamento de Estadística, acondicionó oficinas administrativas, impulsó decididamente las prácticas pedagógicas intensas en el interior del país, etc. Estuvo en el cargo hasta mediados de 1957, en que renunció.

         El sello distintivo de este período fue la separación definitiva del ciclo secundario del profesional, la preeminencia de los alumnos sobre los catedráticos y autoridades; la creación de la Dirección General de la ENM y la formación de los Grupos Mixtos de Experimentación Pedagógica que prácticamente constituyeron el Departamento Mixto Diurno. El maestro Arturo Fajardo Carbajal fue designado Director General y hasta fines de 1958 coordinó los trabajos de señoritas, varones y educadoras así como el mixto nocturno y mixto diurno. Este último departamento estuvo directamente bajo su cuidado. Jugó un difícil papel como coordinador de toda la escuela, generalmente concedió a todos libertad absoluta. Sin autoridad política ni administrativa careció de oportunidades para poner en práctica su iniciativa personal. Permitió en cierto modo, que se degradara un paso más el Departamento de Varones y rodara sin remedio.

         Frente a esta anarquía llegó a la dirección el profesor y médico urólogo Alfonso Contreras Milanés. Hombre culto, afable, enérgico, paternal, nombrado directamente por el titular de la SEP José Ángel Ceniceros. La vida académica se había erosionado, el “paisanaje” y la intervención de los partidos políticos habían llegado al límite; el internado no cumplía sus funciones y se había desintegrado notablemente, la violencia y las campañas electorales para elegir a las sociedades de alumnos de la escuela, del internado y del comedor normalista, distraían las funciones sustantivas. Ante esta dramática realidad el doctor Contreras dimitió a fines de1958. Le sucedió el profesor Jesús Teja Andrade, quien estuvo al frente del Departamento de Varones hasta 1959. El nuevo Secretario de Educación Jaime Torres Bodet nombró como director de la ENM a un profesor norteño poco conocido en el ambiente normalista pero muy buen poeta Luis Tijerina Almaguer (autor de “Encuentro con la Patria”). Él promovió el traslado del Departamento de Educadoras a otro edificio en 1959. En ese año fue designada directora del Departamento de Señoritas la maestra Alicia Cortinas Blackaller quien coordinó sus actividades con las del profesor Teja.

         A fines de 1959 Tijerina fue removido y se designó al profesor Manuel Piña. En esa época el gobierno federal dispuso la clausura del comedor e internado normalista con apoyo del ejército, quien controló el desorden y anarquía de los afectados. En marzo de 1960 López Mateos nombró al profesor Miguel Huerta Maldonado como director general de ENM. Se propuso dar un nuevo trato a los problemas. Su política fue más honda y amplia, se entendió con los alumnos, impuso nueva organización técnica y administrativa, trató con éxito todos los problemas disciplinarios. Creó nuevos departamentos y secciones auxiliares a la dirección general. Entre ellas destaca la de Acción Social.

         Se realizaron adaptaciones materiales al edificio, se construyó una biblioteca y se logró la colaboración de empleados y maestros para dar nueva cara y rumbo a la institución. Tuvo el maestro Huerta, todo el apoyo oficial y enfrentó con éxito los continuos apremios del alumnado. Se afirmó la autonomía del plantel y se generó un ambiente de trabajo y una atmósfera de superación general. Puso su mejor tacto y experiencia; alentó las prácticas pedagógicas foráneas y las actividades culturales, sociales y deportivas dentro y fuera de la institución. En 1962 hizo un viaje de estudios al extranjero y dejó el plantel a cargo del maestro guerrerense Héctor Aguilar Padilla, especializado en Técnica de la Enseñanza. Gracias a su empeño, inteligencia, juventud y exitosa labor, obtuvo el nombramiento definitivo en 1963. Puso a la institución a la altura de las mejores normales del país… (Continuará)     Marzo 21de 2024

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