El Privilegio de la Lectura

Por: José Rodríguez Salgado

A Lucero Lozano, por años, eficaz promotora de la lectura


La comunicadora Vicky Barrios informa de la realización a partir del día de hoy y hasta el 30 de los corrientes, del Primer Seminario Estatal de Fomento a la Lectura “Leer Transforma”, en el Centro Cultural Acapulco. Tiene como objetivo “fortalecer las dinámicas de fomento a la lectura y los mediadores de Guerrero”. Todo esto inscrito en el Programa Nacional de Lectura. Se trata de involucrar a niños, adolescentes, estudiantes de nivel superior e interesados en esta maravillosa y formadora afición. Participan representantes de las ocho regiones de Guerrero así como escritores y público en general.


Guerrero necesita impulsar una amplia política cultural que permita el acceso de las grandes manifestaciones artísticas, no olvidar que el arte que no encarne en la sensibilidad del pueblo, no cumple con su misión fundamental. Desafortunadamente en nuestra entidad es muy reducida la influencia que tienen sobre las masas la pintura, el dibujo, la música, la danza, el teatro, la poesía, la novela y el libro en general.


A propósito de la agenda de conferencias magistrales, talleres, presentación de libros, mesas de trabajo y funciones de narración oral, quiero referirme de manera específica al enorme poder de los libros y la lectura y del privilegio que significan. El ilustre pensador, educador, diplomático, poeta y funcionario público, don Jaime Torres Bodet, pensaba la educación y la cultura como un binomio virtuoso indisociable que tenía por instrumentos adicionales la escuela y la biblioteca. Planteaba que ambos conceptos no deben considerarse como manifestaciones rivales o independientes; concebía al libro “como complemento de la acción de los profesores”.


Efectivamente, la escuela enseña a leer, forma en la lectura y consume el diálogo de las ideas. Vienen a mi memoria los años felices de la primaria “Redención Proletaria” en Teloloapan, en que el profesor de sexto año Vicente Carbajal García, de ilustre memoria, decía a sus discípulos: “los libros son urnas de ideas, accedan a ellos, léanlos, cuídenlos, pero mejor que eso, disfrútenlos, asimilen su enseñanza y formen su conducta”. Es válida la reflexión que frecuentemente hace el escritor laureado Juan Sánchez Andraca, respecto a que Guerrero es uno de los estados con menos hábitos de lectura, casi sin bibliotecas y sin librerías.


Reaccionemos, el libro tiene una importancia mayúscula, aunque también hay que considerar los altos costos que impiden ser adquiridos fácilmente, es inaplazable realizar los mayores esfuerzos para incrementar la lectura, incentivarla, reorganizar las bibliotecas existentes, en suma, popularizar el libro. Se registran ciertos avances tímidos, no obstante los programas que por años han intentado prosperar. Es deseable por tanto, que eventos como el que se está desarrollando en Acapulco, se multipliquen y repliquen en todos los municipios, en la educación básica en general especialmente; con esta actividad se orientará a paladear y gozar la riqueza del idioma.

Aquí he escrito repetidamente que una de las cosas más difíciles de comprender, pero a la vez más fáciles de explicar, que hay muchos egresados de educación técnica y superior que no leen ni compran libros. No me refiero a que lean libros de ficción o de poesía, sino tan sólo aquello que le compete a su carrera. Son ajenos a estos dones y se privan de disfrutar las buenas obras de todos los tiempos. Ojalá leyeran con pasión e interés a Montaigne, Balzac, Romain Rolland, Leñero, Kundera, Fuentes, García Márquez, Paz, Vargas Llosa, Arreola, Tolstoi, José Emilio Pacheco, Poniatowska, Monsiváis, por citar sólo una mínima parte.

Desafortunadamente desde temprano se perdió la oportunidad de abrir esa ventana y respirar el aire fresco de la literatura en cualquiera de sus formas. Los jóvenes dicen que no entienden la poesía, la historia les aburre, la novela les cansa, los cuentos los duermen, las entrevistas los confunden, los relatos los extravían. Buscan en cambio en las redes sociales información superficial que les entretiene por segundos y enseguida buscan otra cosa. Alguien recomendaba hacer cada vez más cortos los escritos para que los eventuales lectores no huyan.

Don Roberto Rico dijo en su momento que “el fomento a la lectura es una forma de reparación del tejido social. Un pueblo que lee, construye pensamientos críticos, es empático y promotor de utopías. Los libros nos permiten entender la razón que nos constituye como país”. Enhorabuena.

Septiembre 28 de 2023

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